Cuando una justa política está tan cerrada, suelen presentarse hechos que terminan por complicar aún más los escenarios. Ahora, la joven candidata a la Presidencia Municipal de Torreón del Partido Verde Ecologista de México, Naneth Molina Lizárraga, anuncia una suerte de declinación a favor del aspirante panista José Ángel Pérez, ya que “el señor Pérez es la única opción, el único hombre, el único proyecto, el único perfil y la única honestidad, que merece Torreón para los próximos cuatro años”.
El asunto, hasta aquí, no tendría mayor importancia, ya que la fuerza del PVEM es marginal en la región y el impacto proselitista de la campaña desplegada por Naneth Molina es aún menor, pero el primer gran detalle surge en voz del presidente estatal de los verdes, Refugio Sandoval, quien sin ambigüedades sentencia que el partido no apoya a su ¿ex candidata?, que desconoce la presunta adhesión y que nunca se prestarían a servir de comparsa a los panistas.
Y el segundo gran detalle es la afirmación del coordinador general de la campaña del priista Eduardo Olmos, Óscar Pimentel González, quien afirma que Naneth Molina les solicitó dinero e información para desarrollar su campaña a lo cual no accedieron; “nos negamos a entregarle cualquier recurso económico, ya que estamos seguros que no iba a utilizarlos para su campaña sino para fines de tipo personal; nos reunimos en un café para hablar de alguna propuesta política, pero me encuentro con la sorpresa de que la única solicitud que hizo fue de dinero. Las declaraciones que hago en este momento se las puedo ratificar ante cualquier autoridad o instancia legal que sea necesaria”.
Al margen del ruido público, del innecesario afán de complicar escenarios o si la adhesión de Naneth -cualquiera que sean las razones o circunstancias- ayude o no al panista, lo único que es posible proyectar en estos momentos es que si el Partido Verde Ecologista de México ya arrastraba una crisis de credibilidad y luchaba cuesta arriba por remontar el abismo que hoy lo separa de las opciones reales de triunfo, con lo sucedido ayer, termina por cavar su tumba en la región.