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NAVIDAD | El consumismo gana terreno

Cristal Barrientos Torres

ESPIRITUALIDAD | RECONOCE LA IGLESIA QUE EL SENTIDO DE LA NAVIDAD SE HA PERDIDO

El Siglo de Torreón

Después de los excesos propios de la temporada, las personas quedan con un sentimiento de soledad.

TORREÓN, COAH.- El árbol de Navidad parece perderse entre un montón de regalos. Las esferas, la estrella y las luces, apenas son percibidas. Son las cajas envueltas finamente con un moño encima, lo que llama la atención. Y todos esperan el gran día para poder abrirlas.

De las piñatas de siete picos que representan los siete pecados capitales, de los cacahuates y frutas que simbolizan la gracia de Dios, y de las nueve posadas que recuerdan el viaje que María y José hicieron de Nazaret a Belén, mejor ni hablar. Y es que de esto, pocos se acuerdan o simplemente no lo saben.

La Iglesia lo reconoce: el sentido de la Navidad se ha perdido, y el consumismo le gana terreno a la religiosidad que debería prevalecer en esta temporada, pues ahora lo que importa es quién recibirá o dará los mejores regalos.

Mientras José Guadalupe Galván Galindo, obispo de Torreón, advierte que la Iglesia está en lucha por rescatar el sentido original de la Navidad, Roberto López Franco, psicólogo, asegura que después de haber comprado, bebido y comido en exceso, las personas sólo quedan con un sentimiento de soledad.

Por su parte, Blanca Chong López, socióloga, asegura que el comportamiento de la gente en esta temporada sólo responde al modelo social que se basa en la acumulación de ganancias a través de la producción de mercancías. Las consecuencias del consumismo, dice, son inmediatas y se reflejan principalmente en el deterioro de la economía familiar.

José Guadalupe Galván Galindo comenta que celebrar la Navidad es recordar el nacimiento de Jesús, hijo de Dios y salvador nuestro. Según las tradiciones mexicanas, agrega, el Evangelio se expresa a través de las posadas y colocando el nacimiento en las casas.

La Navidad, insiste el obispo, es una fiesta religiosa, y lo que Jesús trajo con su nacimiento es lo que se debe desear la gente: lo principal es fundamentar la vida en el amor, y éste se manifiesta en acciones concretas; estas fechas son para fomentar la convivencia, la cercanía y el afecto, sin embargo, el obispo reconoce que el consumismo gana la batalla.

?Nuestras tradiciones son invadidas por otras que se viven en pueblos con su propia cultura, y está también de por medio, la parte comercial y los medios de comunicación. Los juguetes u otros regalos, antes fueron símbolo del cariño entre las personas y para celebrar el nacimiento de Jesús, pero a consecuencia del consumismo, el sentido de la Navidad se ha perdido, ahora se le da más importancia a lo que se tiene que a lo que es la persona?.

Para rescatar el sentido de la Navidad, José Guadalupe Galván Galindo dice que en cada una de las parroquias se fomentan las nueve posadas, la liturgia marca tres misas, mismas que celebra el Papa en Roma, la primera es a la media noche del 24 para recordar el nacimiento de Jesús, la segunda es para revivir el momento en que los pastores lo llegan a adorar, y la última para manifestar la alegría de la llegada del hijo de Dios que se hace hombre para convivir con nosotros.

Los párrocos tienen instrucciones de estar cerca de los niños, de los enfermos y de las personas que no tienen recursos para celebrar la Navidad, fomentando que les llegue lo necesario para vivir con dignidad, ?se promueve este intercambio, son pequeños regalos pero es el espíritu lo que cuenta, y lo que sale del corazón de las personas?.

El obispo tiene un mensaje: celebrar la Navidad con un espíritu cristiano, ?las personas que Dios las ha bendecido con recursos económicos, deben compartir con los que menos tienen. Es una fiesta para celebrar en familia, que no corrompa el verdadero sentido de esta fecha, deben asistir a las misas de esos días y dar caridad?.

PREVALECE EL FACTOR ECONÓMICO

Roberto López Franco asegura que a partir de la década de los ochentas, la Navidad deja de relacionarse con cenar en familia, pues comenzó a ser necesario llevar un regalo, el cual define la posición económica de las personas.

?El regalo ya es para demostrar el estatus. Tengo muy claro que es a partir de los ochentas cuando se pierde el verdadero sentido de la religiosidad, de intimidad, de unidad y amor familiar, para dar paso a la aparición del pavo en los hogares, el consumo de este alimento se incrementa mucho a partir de esa década?.

La esencia de esta temporada se perdió, según considera el psicólogo: ?ahora se privilegia el estatus, y éste tiene que ver con la capacidad de adquisición, traducido en el famoso regalo de Navidad. Hoy en día es muy importante para cualquier persona tener dinero para comprar regalos, consumir, y por lo tanto tener algo material para dar a los demás, esto tiene que ver con la soledad, estamos en una etapa en que las familias ya no tienen la unidad ni la integración que tenían hace 30 años?.

En consecuencia, dice, ahora se compran obsequios por sentimientos de culpa, ?yo regalo algo en Navidad para purgar alguna culpa que tengo con algún ser querido, el problema es que se desfalca la economía de la familia, y de ahí viene la famosa ?cuesta de enero?, que ya también es en febrero porque todos quedan muy gastados debido al exceso de consumo que hay en los hogares?.

Los medios de comunicación bombardean con una publicidad constante, según explica, y esto hace creer que todos deben tener un regalo de Navidad, y por eso el niño de escasos recursos económicos quiere aunque sea un juguete pequeño.

?En el mercado hay de todo, juguetes caros y baratos, de tal forma que toda la gente se ve obligada a consumir, y si el niño no recibe un regalo, viene un sentimiento de melancolía y de tristeza, porque vive en el mito y la fantasía del Santo Clos y de los Reyes Magos, y si no reciben nada creen que es un castigo porque se portaron mal en todo el año, los papás refuerzan mucho esta idea?.

Al no recibir regalos, dice, los niños tienen sentimientos de culpa, de tristeza, de melancolía, y de depresión, ?también están los padres que tratan de comprar el amor de sus hijos con juguetes muy costosos y no se dan cuenta que lo único importante es la convivencia?.

La enajenación es tal en estas fechas, manifiesta, que las personas se dejan llevar por la publicidad que las hace creer que es el momento de demostrar el cariño con un regalo, por eso acuden hasta a los maratones nocturnos de ofertas.

?Comienzan a dar tarjetazos y la economía se ve deteriorada, lo más grave es que nos hacen creer que son ofertas de última hora, cuando en términos reales lo más probable es que el precio del producto que estamos comprando sigue siendo de una ganancia impresionante para los comerciantes?.

Los maratones nocturnos, asegura, dejan ver claramente la pérdida de identidad de las grandes masas, pues se convierten en simples muñecos cargando carros llenos de mercancías, pero sobre todo enojados por estar esperando en la fila para hacer el pago correspondiente.

?Eso es muy dramático y triste, hay mucha irritabilidad en la gente por las colas enormes que hay que hacer para pagar, vemos enajenación total. Ves los ojos de la gente y no percibes cara de felicidad por estar comprando los productos que llevan, al contrario, están irritados por hacer una fila tan larga?.

La enajenación es ambientada por la televisión constante y por los medios masivos de comunicación en general, según considera López Franco. ?Está comprobado que la gente lleva productos que ni siquiera son útiles para el hogar, llevan cosas porque estaban en oferta y hay que comprar?.

La gente genera lo que los psicólogos llaman aislamiento psicológico, que no es otra cosa más que una serie de trastornos de la identidad, ?una forma de sentirse integrado de nuevo al grupo social al que pertenece, es precisamente comprar en supermercados porque ahí es donde hay una gran cantidad de gente como ellos, que están comprando obsesiva y compulsivamente, y en los centros comerciales comienzan a sentirse con una identidad que es la del consumidor?.

El consumismo, agrega, también tiene que ver con las horas que hoy en día las personas están obligadas a trabajar. Los salarios mal remunerados, no dejan otra alternativa más que tener más de un empleo para sacar adelante la dinámica familiar.

?Llega un momento en que la gente lo único que hace es trabajar y trabajar, y cuando quiere descubrirse como individuo se da cuenta que es un trabajador enajenado, y entonces una forma de sentirse integrado es yendo a estos centros comerciales?.

Una característica más de esta temporada es el consumo inmoderado de bebidas embriagantes y de alimentos, y el psicólogo asegura que más que el sentimiento de felicidad demuestra la soledad de las personas. ?La gente comienza a comer mucho para satisfacer una serie de necesidades afectivas, y tan es así que en el estado de Coahuila, los índices de alcoholismo y obesidad son alarmantes?.

Los excesos dejan en evidencia los sentimientos de soledad y la despersonalización, en consecuencia, en esta temporada surgen problemas en la salud: obesidad, accidentes automovilísticos, gastroenteritis, colitis, entre otros padecimientos.

?Después de esta temporada, aparte de la cruda gastrointestinal por la intoxicación alcohólica, cruda de cigarros, y el cansancio por la cantidad de horas que no se duerme, lo que queda es una sensación de vacío en una gran cantidad de personas, no puedo decir que todas, pero queda la sensación de que una vez más caímos en la trampa del consumismo, y en lo más íntimo de nuestros pensamientos nos prometemos que no volveremos a caer en esto, pero desgraciadamente, la televisión y la publicidad en general, tienen 365 días del año disponibles para estarnos recordando que debemos comprar los mejores regalos con las tarjetas de crédito?.

Y añade: ?sé que el consejo es muy difícil de cumplir, pero en esta temporada se debe propiciar la convivencia familiar, la compañía, salir juntos a ver una película, a comer, esto es difícil de cumplir porque cada uno tiene compromisos o actividades qué cumplir?.

En esta fecha, considera, deben prevalecer las muestras de amor y de cariño, es necesario privilegiar el diálogo, hablar de los odios y de los rencores, ?que quede claro que lo más importante es la compañía en esta Navidad, y que el regalo no define el amor?.

Explica que el regalo sólo es un detalle que le debe mostrar al otro que se le recuerda de manera permanente, porque de lo contrario, el obsequio se convierte en algo más importante que la compañía y el amor, y entre más caro sea, implica una despersonalización más amplia.

¿DÓNDE QUEDAN LAS NECESIDADES DE LOS DEMÁS?

Blanca Chong López comenta que el comercio se apropia de las fechas tradicionales. Dice que la gente cae en la influencia de la publicidad, misma que inicia cada vez más temprano porque desde septiembre hay anuncios para dar a conocer las ofertas de la Navidad.

?A la gente le resulta difícil sustraerse de esta influencia. El comportamiento de la sociedad en estas fechas, responde a la dinámica del sistema social, por eso vemos que cada vez son más agresivas las ofertas y la competencia entre empresas para ganar a los consumidores?.

Sin embargo, considera que no hay una pérdida de valores, ?lo que pasa es que éstos ya son diferentes. Es el individualismo, el afán de tener más y pensar solamente en nosotros, no pensamos en las necesidades que tenemos como sociedad o en los que menos tienen?.

Este comportamiento, dice, no es privativo de Torreón, pues surge de la dinámica de un sistema social que se basa en la acumulación de ganancias a través de la producción de mercancías, por eso se compra, compra, y compra, aunque no haya una necesidad real de las cosas.

?Vivimos en una sociedad consumista pero que corresponde a un sistema capitalista, no se piensa en qué se necesita como sociedad a mediano o largo plazo, qué recursos son prioritarios, y entonces el tener y el acumular se vuelve el eje de nuestras vidas?.

Las consecuencias del consumismo, dice, es el deterioro de la economía, ?aunque ya sea un lugar común decirlo, pero es que ya es una realidad inobjetable, vemos cómo las casas de empeño tienen largas filas después de esta temporada, no pensamos en el día de mañana, queremos vivir el momento, no pensamos en las necesidades prioritarias ni nos detenemos a pensar qué implica endeudarse en estas fiestas, eso conlleva a una desestabilización en la economía, y como sociedad contribuye a que cada vez seamos más individualistas, y me atrevería a decir que hasta hedonistas?.

Sobre las posadas

Son muchas las versiones, pero de acuerdo a la Iglesia y las tradiciones, José y María pidieron posada de puerta en puerta, pues la Virgen estaba a punto de dar a luz a Jesús. Este festejo se realiza del 16 al 24 de diciembre, días en los que se representa simbólicamente el peregrinar que tuvieron que realizar.

Las posadas reaniman el espíritu religioso de los participantes. Además, la gente debe rezar el Rosario durante nueve días para celebrar el amor y respeto a la Virgen, además de rendirle honores por los nueve meses que duró su embarazo.

Otro aspecto de las tradicionales posadas son las piñatas, mismas que fueron utilizadas por los evangelizadores para mostrar lo que era la tentación ?el cántaro adornado bellamente por fuera y con fruta y dulces por dentro-, la fuerza de voluntad ?el palo- del penitente para obtener las alegrías sin caer en el pecado, para eso se le vendaban los ojos, se le giraba en 33 vueltas para recordar los años que vivió Jesús, entonces se le dejaba romper el cántaro y obtener los regalos, los cuales llegaban sin sacrificio.

Una versión más, es que la piñata simboliza tres virtudes teologales: la fe porque se va con los ojos vendados, sin otra guía que las voces de arriba, abajo, atrás, adelante, que tratan de hacer el mal; la esperanza porque todos anhelan el cielo y esperan un premio; la caridad porque cuando se rompe se obtienen los regalos deseados y se comparten con los demás.

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