EL SIGLO DE TORREÓN
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- ?Los tiempos están de la fregada, a varias gentes las desocuparon de las maquilas de Torreón y de Gómez y otros siguen batallando porque no les quieren dar aguinaldo, no hay empleo y así no puede haber cena de Navidad y mucho menos regalos porque no alcanza?, dice el señor Darío Galicia Robles, vecino del ejido Hidalgo.
Darío se dedica a cuidar de sus cuatro vacas visiblemente flacas. En un terreno baldío de Hidalgo permanece sentado mientras las observa comer. No hay mucho dónde buscar, la tierra es árida y la hierba que comen sus animales es poca.
La migración de muchos campesinos a Estados Unidos y la escasez de empleo en las localidades refleja la muerte del campo de donde antes comía la mayoría de los habitantes de los ejidos que pertenecen a Madero.
Ahora la mayoría de los hombres se levanta entre las cuatro y cinco de la mañana para tomar un camión que los lleve a la zona industrial de alguna de las dos ciudades mencionadas a trabajar en alguna maquila porque simplemente no hay empleo.
?Los que tienen norias o tierras las están vendiendo, de lo que eran los ejidatarios nomás queda el nombre?, dice Darío. Otra de las dificultades es que tampoco ocupan mucha gente en los sembradíos debido a la tecnología que se usa actualmente y que provoca que se necesite menos mano de obra.
?Los que compran los derechos de algodón meten pura máquina, antes sacábamos algo de la pizca pero ahora no hay nada, así está muy difícil celebrar la Navidad con regalos y juguetes porque no hay trabajo y sin trabajo no hay dinero, de dónde saca uno?, asegura Darío, quien espera poder comer por lo menos buñuelos y café en esta temporada.
Cultura machista
Otras de las situaciones que hunden a las familias de los ejidos en la pobreza es que tampoco hay muchas fuentes de empleo para las mujeres y está muy arraigada la cultura machista donde el hombre no le permite a la esposa trabajar.
Las mujeres que por lo regular llevan un ingreso al hogar suelen trabajar en puestos de comida y son realmente pocas las que cuentan con estudios que les permitan aspirar a otro tipo de trabajo o a un nivel de vida superior, lo anterior es señalado por la jueza de primera instancia de lo Civil y Familiar, Rosa Carmen Balderas Adán.