HISTORIAS | EN EL INTERIOR DE LA CÁRCEL LA TRISTEZA INVADE EL ALMA .
EL SIGLO DE TORREÓN
Internos del Cereso desarrollan diferentes actividades para olvidar su realidad.
TORREÓN, COAH.- Y todo para no sentir la soledad. Cuando la tristeza les invade hasta el alma, algunos internos rezan, otros actúan, unos hacen cuadros o adornos de Navidad. Lo qe sea con tal de no pensar, e no llorar. Así, aunque el
tiempo trascurra lento, los recuerdos no duelen tanto. domingo por la mañana. Los internos del Centro de Readaptación Social de Torreón (Cereso), mantienen su mirada fija en la puerta gris. Buscan entre la gente a sus hijas, a sus padres, a quien se acuerda de ellos cada día de visita. Algunos se cansan de esperar y regresan a sus celdas con la vista al suelo. José Alfredo Esparza Soto pasará su tercera Navidad en prisión. Ana María, su esposa, no le reprocha que le hayan dado una sentencia de seis años y tres meses, por posesión de droga. Pero dice que los días en su casa son tristes, sobre todo en fechas especiales como el 25 de diciembre. Pero José Alfredo se hace fuerte, y en lugar de llorar y lamentarse por sus errores, prefiere trabajar en la elaboración de cuadros religiosos, pues aún desde la cárcel sigue manteniendo a su familia. Tiene 48 años y es originario de San Pedro de las Colonias. Dice que todo el día trabaja hasta que cierran las puertas de la celda con candados. Asegura que fue la vida la que le enseñó a hacer los cuadros. En una semana elabora hasta 60, y los precios varían: desde 150 hasta 300 pesos. Aunque José Alfredo encontró la manera de sobrellevar el tiempo en prisión, dice que le gustaría pasar la Navidad son su hijo Óscar, quien tiene diez años de edad, ?pero bueno son cosas del destino, y no porque estemos
aquí hay que dejar de trabajar, hay que mantener a la familia?. Asegura que Dios le dio un don: ?soy campeón para sobar, soy quiropráctico, claro que no cobro nada porque aquí la gente no tiene mucho dinero, pero me da mucha satisfacción poder ayudar cuando están lastimados, es que hay muchos que practican deportes?. No se ciega y reconoce que si está en prisión fue porque cometió un error: ?hay que resignarse hasta que Dios quiera, lo único que le pido a Él es que me dé fuerza y valor para trabajar, sí me arrepiento porque en mi casa estaría más calientito, aquí hace mucho frío?. Pero las noches frías de la prisión, son lo de menos para José Alfredo. Le preocupa su hijo, pues asegura que en San Pedro de las Colonias hay mucha ?chiva?, y no quiere que Óscar cometa los mismos errores,
por eso siempre que puede lo aconseja acerca de la vida. Ana María, al igual que otras 30 personas de San Pedro de las Colonias, acude cada día de visita. Entre todos rentan un camión que les cobra a cada uno 40 pesos de ida y vuelta. Dice que nunca vio cuando José Alfredo se drogaba, y no ha tenido el valor de hacerle algún reproche. ?Mi hijo siempre viene, pero tiene bronquitis y no quise que saliera a enfriarse, pero para Navidad vamos a estar aquí. José Alfredo me hace mucha falta porque estoy enferma, tengo cáncer y diabetes. En un principio el niño no sabía que su papá estaba en la cárcel, él pensaba que trabajaba en el Cereso, pero los niños de la colonia le dijeron que estaba preso y tuve que decirle la verdad?. Ana María trata de contener el llanto cuando comenta que Óscar reza todas las noches antes de dormir y siempre pide lo mismo: ?le habla y le dice ?Dios, ayuda a mi papá porque yo lo quiero mucho y me hace mucha
falta?, los dos rezamos pero mi hijo habla con Él siempre. Las navidades son muy tristes y muy frías sin José Alfredo, la casa se siente sola sin él?.
DIOS SABE LA VERDAD
Jesús Montoya Infante, mejor conocido como ?El Toro Montoya?, hizo de todo antes de entrar a prisión: robó, vendió y consumió droga, pero asegura que nunca asesinó a nadie. El juez no le creyó y le dictó una sentencia de 35 años y ya lleva
cuatro en la cárcel. ?Estaba en el bar La Rueda, hubo un pleito y dos personas resultaron muertas, a mí me acusaron de asesino, pero nunca maté a nadie y Dios sabe la verdad. Él ya tenía destinado esto para mí porque en el mundo en el que andaba hacía mucho mal, era un vicioso, dicen que fui el número uno en la venta de droga?. Lo que más le duele a Jesús es haber estado lejos de Dios tanto tiempo. Después de dos años de estar en prisión, encontró la paz que necesitaba. Y tiene un mensaje para quien piensa que el arrepentimiento no existe, ?el mundo siempre peleará lo del mundo, pero Él conoce mi corazón y escudriña mi mente, y a Dios nadie le puede mentir, y si hice lo que hice fue porque no sabía que iba a recibir un castigo, pero ahora que lo sé me arrepiento?. Al principio le fue difícil
aceptar que pasará muchos años de su vida en prisión. ?Antes me sentía desesperado y muy triste, no tenía paz ni tranquilidad, pero ya no es así. Era muy rebelde y estaba en una celda de castigo cuando me encontré con Dios, mi vida ya cambió?. Jesús dice que el hombre le dictó 35 años de sentencia, pero asegura que sólo Dios decidirá cuántos pasará en prisión. ?Antes las navidades eran muy tristes para mí porque yo quería estar con mi familia, venían a verme pero sentía que no era igual. Ahora ya no me siento preso y disfruto las visitas de mi familia
como si estuviera en casa?. Y es que asegura que muchas personas podrán estar libres, pero espiritualmente son presas de sus angustias y tristezas. ?La gente que está afuera debe arrepentirse a tiempo de todo lo malo que ha hecho, porque Cristo los está esperando con los brazos abiertos?. Desde que entró a prisión,
Juan Manuel Rodríguez decidió que no quería la visita de ninguno de sus tres hijos. Dice que no quiere exponerlos al peligro de la cárcel. Para mantenerse elabora
con desechos de madera, muebles y camiones de juguete. ?Los dejo baratos porque la gente casi no trae dinero?, dice Juan Manuel, quien asegura que
su familia está toda regada y que su casa ya está sola. Lleva siete años y tres meses en prisión, y la sentencia por delitos contra la salud fue de diez años.
?Yo les dije que no vinieran, sí tengo ganas de verlos, pero cuando Dios me dé licencia de salir ahí los veré, es mejor así, es por su seguridad, no quiero que la gente de aquí los conozca?. La vida en prisión, dice, no es nada fácil, ?no es
igual que estar uno en su casa con su familia, las navidades se sufren, pero prefiero no pensar en nada, qué gano con estarme quebrando la cabeza
piense y piense, de todas maneras no remedio nada?. Segundos más tarde Juan
Manuel se sincera y dice: ?la mera verdad no extraño no tener visita, como me crié sin mi mamá y en la calle. No es lo mismo crecer en el seno de una familia
que andar solo en la vida, así que de andar de callejero y estar en la cárcel, pues es lo mismo, no hay diferencias, no vivimos en la gloria pero ahora
tengo un lugar donde dormir?.
SE DECLARA CULPABLE
Hace un año que Maricruz Salazar está en prisión. Aún no le dictan sentencia pero la acusan de delitos contra la salud. No le gusta hablar mucho de su familia, tampoco de su vida. Platica que está divorciada y que desde hace más de dos
años no ve a sus tres hijos. ?Es muy difícil estar aquí, sobre todo cuando no eres culpable, tuve que decir que sí era responsable porque me obligaron?. Comenta que sus hijos viven con su padre en los Estados Unidos, ?estoy sola, mi ex esposo se los llevó con él y no los he vuelto a ver?. Antes de entrar a prisión, Maricruz trabajaba como estilista y aprendió manualidades, ambos oficios ahora le sirven para ganar un poco de dinero en prisión y así poder mantenerse, ?es como una distracción, como una terapia para tolerar el tiempo que paso aquí adentro.
Trato de ubicarme y reconozco que estoy sola, pienso en que la Navidad es como cualquier otra fecha para no sufrir, para mí es como cualquier día?.
Dice que si no corta el cabello o hace cuadros o figuras, la estancia en la cárcel se vuelve pesada: ?yo no recibo visitas, nada más viene una persona de apoyo, sí me duele no pasar las navidades con mis hijos, los extraño mucho pero no sé hasta cuándo los volveré a ver, ojalá la gente que está allá fuera pueda disfrutar mucho a su familia?.
NUEVO CLUB DE TEATRO
Porque Alejandro Juárez, ex comandante del Cereso, los ayudó a llevar a cabo las obras de teatro en el interior del penal, y también porque les brindó su amistad incondicional, los internos decidieron demostrarle su agradecimiento. Por eso, el Club de Teatro se llama Alejandro Juárez, el cual tiene aproximadamente 70 integrantes. A los internos la actuación les sirve para liberar energías negativas. Javier Torres Gómez, responsable de las obras, dice que los muchachos están muy contentos de agradecerle al comandante lo que hizo por ellos. Alejandro Juárez, mejor conocido como ?El Pantera?, ya no está en el Cereso, un problema
muy serio de salud lo obligó a delegar la responsabilidad de cuidar a los internos a otra persona, sin embargo, los integrantes del Club de Teatro lo extrañan y lo recuerdan siempre. ?Tenemos mucha gente que quiere entrar al Club de Teatro, al principio nadie quería pero como vieron que le echábamos muchas ganas se contagiaron. El primero de diciembre presentamos la obra El Portal de Belén, esto dada más fue para las asociaciones que nos apoyan y paras las autoridades
penitenciarias, pero el jueves vamos a actuar otra vez para las visitas?. Magali Chao Babún saldrá en junio de 2006, después de cumplir una sentencia de cinco
años y cuatro meses por posesión de droga. Dice que a través de la actuación encontró una manera diferente de vivir, incluso espera seguir en esta carrera
cuando abandone la cárcel. ?Siempre trato de participar en todas las obras, en la pastorela tengo un personaje muy divertido, la actuación es una forma de rehabilitarte, piensas en cosas positivas y olvidas los problemas. A mí me gustó la idea de que el Club de Teatro se llamara Alejandro Juárez, le tengo mucho cariño, él fue quien me recibió cuando llegué aquí y siempre se portó muy bien con nosotros, todos esperamos que muy pronto recupere su salud para que regrese?.
Total apoyo
David Gerardo Fernández Hernández, director del Centro de Readaptación Social
de Torreón, señala que las autoridades penitenciarias apoyarán las habilidades
artísticas de los internos. Asegura que en poco tiempo se habilitará un módulo
en el exterior del penal, para que los reclusos puedan exponer sus trabajos y
venderlos a buen precio. ?A través de varias organizaciones y empresas
que nos apoyan para generar empleos en el interior del Cereso, los presos pueden
obtener recursos económicos para ellos y sus familias. Hace poco se inauguró una maquiladora en el interior del Cereso, nosotros le estamos planteando al Gobierno del Estado la ampliación de esta maquiladora para dar más trabajos, queremos también una carpintería?, comenta. La planta maquiladora fue inaugurada el 17 de noviembre, beneficiando laboralmente a 50 internas. El proyecto se logró mediante
la coordinación de los tres niveles de Gobierno y la participación de la Pastoral Penitenciaria. Para lograr el objetivo de una readaptación a la sociedad, las mujeres del Cereso local tienen una opción de trabajo que significa un ingreso
seguro y permite que resuelvan sus principales necesidades, que se acentúan en las que tienen hijos. Lo importante, dice, es estimular a los Internos, pues además de que este tipo de actividades forma parte de su rehabilitación, cuando obtengan su libertad podrán ganarse la vida de manera digna y honesta, incluso ayudar a la sociedad de distintas maneras. En el Cereso hay mil 230 internos, ?hay verdaderos
artesanos y actores. A través de Pastoral Penitenciaria los apoyamos para que
desarrollen todas sus capacidades artísticas. Sabemos que la Navidad es una fecha
muy importante para los internos y sus familias, y nosotros queremos crear más infraestructura para modernizar el penal y que se sientan mejor, esperamos terminar el proyecto para poder presentarlo antes que termine el año a Humberto Moreira Valdés, gobernador de Coahuila, ojalá y lo autorice?.
