Debido a la falta de dinero, las familias de Ampliación Zaragoza Sur nunca tienen acceso a regalos
EL SIGLO DE TORREÓN
Torreón, Coah.- Los niños van de un lado a otro sobre un viejo y astillado carro de madera. Se divierten corriendo por las calles de tierra y sólo los baches los hacen detenerse. Los pequños ríen porque ya olvidaron la tristeza que sintieron la Navidad pasada cuando se dieron cuenta que en sus casas no había regalos para abrir.
El calendario marcará de nuevo que es 25 de diciembre, y una vez más, los pequeños de la colonia Ampliación Zaragoza Sur, se quedarán con las ganas de recibir aunque sea un juguete. Volverán a llorar porque sus padres no pudieron cumplir la promesa que hicieron de que esta Navidad sería diferente.
Y aunque la historia es la misma cada año, los niños no dejan de soñar con que algún día Santo Clos se acordará de dejarles una caja envuelta con un regalo adentro. Por eso las ganas de reír y de jugar, no se acaba nunca para ellos.
Las noches heladas
En un sillón desvencijado que está a media calle, se encuentra descansando don Marco. Con los rayos del sol trata de darse un poco de calor. En la casa de pedazos de madera, el frío le cala hasta los huesos. Sus zapatos agujerados y su ropa desgastada de nada sirven cuando el termómetro marca cinco grados centígrados.
Don Marco deja pasar el tiempo viendo jugar a los niños. Las arrugas en su cara hablan de una larga vida, mas él ya no recuerda cuántos años tiene. ?Ya no trabajo, tengo una pensión? me dan como mil 500 pesos por mes?, y con este dinero ayuda a su hija y a sus nietos.
Los recuerdos comienzan a borrarse de la memoria de don Marco. Dice que no se acuerda de la Navidad pasada, pero si sabe que quiere este 25 de diciembre de 2006: ?vivir feliz y en paz?. También le gustaría una casa de concreto para que sus nietos no pasen tanto frío.
Luis es nieto de don Marco, y aunque sus rasgos no son parecidos sí tienen algunas cosas en común: la ropa desgastada y los zapatos agujerados. También comparte su cama con él. Así, juntos, las noches heladas no se sienten tanto.
La Navidad pasada, Luis se quedó con las ganas de abrir una caja envuelta y encontrar una sorpresa, ?no me porté mal, lo que pasa es que no hubo dinero para comprar juguetes?. Dice que la vieja bicicleta en la que juega todos los días, se la dio su papá, ?y a él se la regaló un señor?.
Si hubiera dinero, comenta, pediría una muñeca para su hermana y unos zapatos para su abuelo Marco, ?yo quiero un carro y un suéter?. Luis dice que tiene un par de zapatos nuevos que le regaló su papá, pero no los usa para andar en la colonia porque con tanta tierra se ensucian y se acaban pronto, así que sólo se los pone en ocasiones especiales.
Cuando llega la lluvia
Los tres hijos de doña Petra viven en casas de cartón. Dice que cuando llueve y hace frío, ella no duerme por estar pensando en cómo estarán pasando la noche. ?Yo vivo en Las Luisas, pero vengo a visitarlos muy seguido, les ayudo a cuidar a los niños mientras se van a trabajar?.
En la colonia Ampliación Zaragoza Sur, los hijos de doña Petra son vecinos. Sus casas apenas se diferencian unas de otras: las tres tienen el piso de tierra y las paredes de cartón y madera. Soportan el frío, la lluvia y hasta las tolvaneras, con la ilusión de algún día poder fincar unos cuartos de concreto para sus hijos.
-La Navidad la pasamos aquí, no nos vamos a mi casa porque luego luego aprovechan para robar o para correrlos. A mí me da mucha tristeza y me puede mucho verlos cómo viven, las madres siempre queremos lo mejor para nuestros hijos, pero nada más soportando tantas necesidades podrán hacerse de un terrenito.
Lo que más le preocupa son sus nietos, pues en esta temporada apenas se curan de una gripa para enfermarse otra vez. A doña Petra, le da tristeza no comprarles unos regalos para esta Navidad, pero prefiere gastar en algo de ropa para protegerlos del frío.
No siempre las cosas fueron tan difíciles para doña Petra y su familia. Hace 20 años vivían en un rancho y sembraban maíz y fríjol, pero un buen día el agua dejó de salir de la noria y las cosechas comenzaron a secarse. Ella y su esposo, decidieron vivir en Torreón, pero nunca imaginó que sus hijos terminarían viviendo en casas de cartón y madera.
-Me arrepiento mucho de haber dejado el rancho, sobre todo en estos días que no tienen trabajo porque nadie los quiere contratar en la obra. Mis hijos son albañiles y a veces pasan semanas sin trabajar, siempre es así en esta temporada.
Para esta Navidad, sus hijos se cooperarán como todos los años para cenar una carne asada, pero de regalos nada: ?lo bueno es que a los niños ya les dieron unos juguetitos en la escuela, me da mucha pena y me gustaría tener algo de dinero para comprarles aunque sea algo muy pequeñito, pero mi esposo tampoco tiene trabajo?.
En el olvido
Amparo Ávila, es nuera de doña Petra. Dice que ni las autoridades ni la gente de dinero, se han acordado de regalarles una despensa o una cobija para el frío. No sabe si podrá comprarles regalos a sus cuatro hijos en esta Navidad.
-Hay mucha gente que tiene dinero y compran y compran, tal vez deberían de regalarle algo a la gente de aquí, porque luego hasta tiran las cosas sin usarlas. Como dicen por ahí ?lo que sea su voluntad?, tampoco nos vamos a poner exigentes y decir queremos esto y aquello, lo que sea es bueno y lo recibimos con todo gusto.
Aunque los niños de la colonia Ampliación Zaragoza Sur se las ingenian para divertirse, tienen ganas de juguetes, de zapatos y de ropa para el tiempo de frío. Gustavo González quiere un regalo para Navidad. ?me gustaría tener un carro de control remoto, y un Nintendo?.
Luis Ramón Agundez le dice a Gustavo que mejor pida unos zapatos porque no tiene, y para él quiere lo mismo: ?yo no tengo tenis, para mis hermanos también necesitan unos, y para mi hermanita unas botas, eso es lo que más falta nos hace?.
La única fiesta que tuvieron los niños de la cuadra, fue la posada que las maestras de la primaria hicieron en la escuela. Llevaron unas piñatas sencillas y unos bolos con unos cuantos dulces, pero esto fue suficiente para que los pequeños terminaran con una sonrisa.
Aunque el bolo se acabó en unos minutos, en el patio de la escuela todavía se observa los pedazos que quedaron de la piñata. Los niños ya dejaron de ir a clases. Algunos pasan el día jugando y otros se encargan de cuidar de sus hermanos menores para que así sus padres puedan salir a trabajar.
José Francisco García sueña con una bicicleta, pero sabe que no hay dinero para comprarla: ?mejor un pantalón y una camisa?, mientras que María Teresa, su hermana, quiere una chamarra porque nada más tiene una y cuando se ensucia su mamá la lava, y entonces tiene que esperar hasta que se seque para poder usarla otra vez.
?Me gustarían tantas cosas, la verdad lo que sea porque el año pasado no me dieron nada, y ahora en la escuela nada más me dieron una víbora de hule, pero no me gustó?, dice María Teresa mientras los niños se vuelven a subir en el carro de madera para recorrer una y otra vez, las calles polvosas por la falta de pavimento.
La Navidad pasada, María del Consuelo Solís y sus tres hijos se durmieron muy temprano. No hubo dinero para una cena y menos para abrir regalos, ?ese día nevó y hacía mucho frío, metí a los niños temprano para que no se fueran a enfermar?.
María del Consuelo vive en una casa de cartón y madera. Dice que no ha tenido dinero para construir unos cuartos, ?para estas fechas del año pasado, ya tenía como tres despensas que me dieron algunas personas que vinieron a la colonia, pero ahora no nos han traído nada, ni una cobija?.
Aclara que las despensas se las regaló la gente y no los funcionarios del Ayuntamiento, ?esos ingratos nunca se acuerdan de uno, nunca traen nada, ellos son los que menos nos ayudan en esta temporada, ni siquiera hule nos dan?.
Esta Navidad será igual que la pasada en la casa de María del Consuelo, ?con este frío quién va a querer salir, la Navidad pasada nos encerramos por la nieve que cayó y como no teníamos nada para cenar, preferimos dormirnos temprano, y este año va a estar peor?.
El esposo de María del Consuelo tiene un carro de mulas y trabaja tirando escombro o cualquier tipo de desechos. Comenta que en esta semana nada más le ha dado 200 pesos para el gasto de la casa porque nadie ha contratado sus servicios.
-No tengo nada de dinero guardado para gastar en esta Navidad, pobres de mis hijos no les pude regalar nada el año pasado y ahora tampoco, pero yo creo que la situación es pareja para todos, aquí nadie tiene para comprar. Mi esposo sabe hacer algunos trabajos y con eso nos alivianamos un poco, pero ahora las cosas se han puesto más difíciles.
Si tuviera dinero para esta Navidad, asegura, no lo gastaría en una cena, mejor compraría ropa para sus hijos, arreglaría su casa con cartón nuevo porque las paredes y el techo ya tienen agujeros, ?pero hasta me conformaría con que en esta vez no hiciera tanto frío?.
María Isabel Reyes también tiene tres hijos. Comenta que la da tristeza que los niños pasen frío por las noches. Su temor constante es que se enfermen porque no tiene dinero para llevarlos con el doctor, y menos tendrá para preparar aunque sea una modesta cena en Navidad para sus hijos.
-Para nosotros los juguetes son lo de menos, mientras nuestros hijos tengan salud, pero ojalá la gente nos regale unas cobijas y unos bolos para los niños, porque ellos son los que más sufren en la Navidad, es que les da tristeza no cenar nada especial ni abrir aunque sea un pequeño regalito.
Paupérrimo ingreso
La mayoría de las familias de la colonia Ampliación Zaragoza Sur, sobreviven con un ingreso semanal de entre 500 y 700 pesos por semana. Los señores y jóvenes, trabajan como albañiles o como obreros en las maquiladoras, mientras que las mujeres laboran como domésticas.
Las carencias en esta colonia son múltiples: no hay drenaje y las familias se ven obligadas a utilizar letrinas en lugar de sanitarios, para contar con energía eléctrica se ?cuelgan? de los postes de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pero los pocos aparatos con los que cuentan se descomponen constantemente y además siempre viven con el temor de un incendio.
Cuando llueve, las calles se vuelven lodosas y, tanto los niños como los adultos, deben hacer todo tipo de acrobacias para evitar ensuciarse los zapatos, en ocasiones utilizan las bolsas de hule para proteger su calzado.
Isidra Medina Martínez comenta que el Ayuntamiento les solicitó a todas las familias de esta colonia un enganche de dos mil pesos por los terrenos que ocupan, ?pero no hemos podido juntar el dinero, todavía no nos dicen cuánto será el total del costo del terreno?.
Y como la mayoría de las familias no tienen para dar el enganche del terreno donde viven, no pueden comenzar a construir sus viviendas, ?en las noches pasamos mucho frío, los niños se enferman a cada rato y no tenemos dinero para llevarlos con el doctor?.
Isela Favela Luna tiene apenas un año viviendo en la colonia Ampliación Zaragoza Sur. Dice que no se acostumbra a ver a sus hijos sufrir por el frío: ?siempre están enfermos, pero no nos queda más remedio que aguantar todo, tenemos la esperanza de que algún día podamos construir una casa, pero no sé cuándo será posible porque mi esposo trabaja en una maquiladora y gana 700 pesos por semana?.
A pesar de las necesidades, comenta, podrá comprarle aunque sea unos juguetes sencillos a sus hijos, ?es la primera vez que vamos a pasar la Navidad en esta colonia, y vamos a tener una celebración muy sencilla?.
Bien portado
?No me porté mal, lo que pasa es que no hubo
dinero para comprar
juguetes... la bicicleta que tengo me la regaló mi
papá y a él se la dio un
señor... quiero un carro y un suéter para Navidad?.
Luis de la Cerda,
habitante de la Ampliación Zaragoza Sur
Necesidad
?Yo no tengo tenis, para mis hermanos también necesitan unos, y para mi hermanita unas botas,
eso es lo que más falta
nos hace?.
Luis Ramón Agundez,
habitante de la Ampliación Zaragoza Sur
Mejor dormir.
?Con este frío quién va a querer salir, la Navidad pasada nos encerramos por la nieve que cayó y como no teníamos nada para cenar, preferimos dormirnos temprano, y este año va a estar peor... aquí nadie tiene para comprar?.
María del Consuelo Solís, habitante de la colonia Zaragoza Sur
Deseo
?Me gustarían tantas cosas, la verdad lo que sea porque el año pasado no me dieron nada, y ahora en la escuela nada más me dieron una víbora de hule, pero no me gustó... quiero una chamarra para el frío?.
María Teresa García, habitante de la Ampliación Zaragoza Sur
Sin trabajo
?Lo bueno es que a los niños ya les dieron unos juguetitos en la escuela, me da mucha pena y me gustaría tener algo de dinero para comprarles aunque sea algo muy pequeñito, pero mi esposo tampoco tiene trabajo?.
Petra Carreón González, habitante de la colonia Las Luisas
Carencias
En la colonia Ampliación Zaragoza Sur, hay muchas necesidades:
-No hay energía eléctrica.
-Las calles no tienen pavimento.
-Las casas son de cartón y madera.
-Carecen de drenaje.
-La vigilancia policíaca es mínima.
-Tienen tomas clandestinas de agua potable.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón