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No hagas cosas buenas.../Como el cangrejo

Enrique Irazoqui M.

Se ha venido la tormenta de críticas al presidente Vicente Fox por su participación en la cuarta Cumbre de las Américas en Mar de Plata, Argentina. Como siempre, nuestro primer mandatario exhibió su ya conocida incontinencia verbal. Sin embargo, me aterra ver qué tontos somos a veces los mexicanos, me dan lástima las amenazas de los diputados del PRI y del PRD, cuando amagan que de seguir Fox con esa política exterior, se verán forzados a negar al presidente salir del país. Olvidan los diputados, que por Ley la conducción de la política exterior es facultad del Ejecutivo, nadie niega que vía Poder Legislativo, se pueda impedir que el presidente viaje al extranjero. Aun así, valdría la pena ver si realmente hoy México debe conservar su papel histórico en el escenario internacional. Debemos cuestionarnos si la doctrina Estrada, aquella que profesaba el principio de no intervención debe prevalecer en estos tiempos.

Es importante recordar el principio de no intervención, que nació en el régimen priista de no entrometerse con las decisiones de los pueblos para consigo mismos. El caso más relevante lo es sin duda Cuba. México trató bajo los tiempos priistas de mantener una relación cordial con el paradigma del socialismo en América. Fidel Castro, sin duda encarna ese estigma de rebeldía que encabezó el Che Guevara. Fidel es la figura que representa esos sueños de igualdad que a los gobiernos anteriores convenía mantener en una especie de simpatía. Nadie ponía mucho cuidado en la vida miserable de los cubanos, nadie ponía tampoco interés en la falta de libertad de los ciudadanos isleños. Eso no importaba, la imagen de mártires de Estados Unidos y su bandera de igualdad eran útiles para entonces.

El nuevo régimen cambió la conducción de la diplomacia mexicana. Fox pensó que al llegar democráticamente al poder, no tenía porqué sostener ese bajo perfil en el contexto internacional para que nadie se interesara mucho en lo que al interior sucedía en México. El controversial canciller de inicios del sexenio, Jorge Castañeda, convenció a su jefe de involucrar a México en el Consejo de Seguridad, ya adentro, México tuvo que votar acerca de la invasión de Irak, y lo hizo en contra.

Se puede criticar al presidente por su falta de tacto en su retórica para defender sus posiciones, de inclusive censurar los yerros que ha cometido (recordaremos el vergonzoso “comes y te vas” en Monterrey), pero no es posible que en vez de unificarnos ante críticas de personajes tan cuestionables como el venezolano Hugo Chávez o el astro del futbol y presuntamente ex drogadicto Diego Armando Maradona, el presidente reciba carretadas de críticas exageradas y no se vea la parte positiva de la posición mexicana. Me recuerda ese estigma que tenemos los mexicanos de impedir el triunfo de un compañero, aquel cuento de la tina de cangrejos mexicanos destapada, donde el dueño no tenía que cerrarla porque si un cangrejo trataba de escapar, los demás lo jalarían, eso es lo que hacemos siempre los mexicanos y hoy lo hacemos a nuestra vapuleada representación internacional.

No aceptemos

el periférico

Es una pena el cierre de Gobierno de Enrique Martínez y Martínez en cuanto a obra pública en Torreón. Es indudable que dentro de nuestro contexto el ex suspirante a la grande, Martínez haya sido un buen gobernador, pero tampoco se puede negar lo mal hecho del Distribuidor Vial que además es una cloaca de complicidades, lo peor, es que por las prisas al inaugurarlo, nos quiere repetir la dosis. Es una oportunidad para que la sociedad impida al nuevo Gobierno, permitir que se nos proporcione gato por liebre.

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