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No hagas cosas buenas.../Mi Maratón

Enrique Irazoqui

Trescientos sesenta y cinco días pasaron (o algo así) cincuenta y dos semanas, eso sí. “Ven y vive la fiesta”, decía el eslogan.

Nunca lo voy a olvidar, el abandono de la calle Blanco y avenida Juárez, -eso fue el año pasado- nunca lo habré de olvidar. Hoy la vida en este 2005 me está dando una segunda, bonita oportunidad.

Tal vez banal para muchos. Seguro que para cincuenta mil familias no. Hablo en primera persona. Dios me ha bendecido desde que nací y además como hombre me bendijo con una mujer que amo y que ese amor nos ha dado dos hijos, pero eso, para efectos de la preparación, le vale “madres a mi vieja”. Como yo, más de cincuenta mil familias vieron cómo algún miembro, por lo menos los domingos y quién sabe cuántas veces, entre semanas, a horas de locura nos levantábamos y los nuestros nos veían con ojos de preocupación por las estúpidas distancias de las que hablábamos como preparación para la prueba del seis de marzo.

Así es el Maratón, incluye muchas cosas: sacrificio, ilusión y sobre todo mucha disciplina. Todo, todo vale la pena, les aseguro. La medalla en el cuello de participante de esta competencia y sobretodo, que la justa se quedó en La Laguna, lo vale. Lerdo es muy cálido, se lo agradecemos todos los participantes.

El fenómeno, sin embargo, va muchísimo más allá de lo deportivo. Hoy el Maratón Lala es toda una tradición en la región. Diecisiete ediciones han sido el sustento de una gran cultura deportiva, cuando en la comunidad lagunera Lala tiene en eso mucho qué ver.

Cada año la ilusión crece, cada año Lala -patrocinador primordial- materializa muchas ilusiones, reafirma autoestimas, eso no es fácil.

En síntesis: sí, ésta sí acabé, el año pasado no, bien claro, no.

Sin embargo la vida -eterna escuela- hasta ser llamados a la muerte, me situó donde debía.

Es bien fácil el destino, para eso estaba en las mañanas con Francisco Alemán, compañero de El Siglo de Torreón, con más de siete maratones en su haber y 3.37 su récord en tiempo, quiso ayudarnos a varios compañeros de la propia Editora de La Laguna y Editora de El Siglo de Durango.

A Pancho Alemán nos le pegamos y sí gracias a Francisco, (Chava, Tachín y yo y espero que Jorge también), se lo agradecemos.

Tenemos la medalla de la gran prueba eso es fácil de contar pero no resultó tan sencillo.

Simple, a las 6:20 AM a Gómez Palacio, la tierra de los Herrera, de ahí al cálido Lerdo, luego el sol en la cara en el bulevar Miguel Alemán a la salida del Estado de Durango, después aproximadamente en el kilómetro 26 cada quién contaría su historia, la meta de todos era el Bosque Venustiano Carranza.

Felicito a todos los que acabamos, aunque suena de fácil, cada quién cuente su historia, todas valiosas.

Gracias Lala, el Maratón es una locura, una deliciosa locura.

La Laguna tiene en el Maratón Lala un evento donde encuentra un espacio más dónde echarle ganas. El primer domingo de cada marzo –antes era de cada abril- recreó un ambiente de júbilo, que entre grupos de laguneros y visitantes especiales esperamos con la ilusión que llegue ese primer domingo de marzo de 2006.

eirazoqui@elsiglodetorreon.

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