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BERLÍN, ALEMANIA.- El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que ganó ayer el Premio Nobel de la Paz por la “incalculable” importancia de su trabajo, inició su tarea hace 48 años para promover el uso pacífico de la energía nuclear.
El estatuto del OIEA, cuya creación fue inspirada por el discurso “Átomos para la Paz” que el presidente estadounidense Dwight D. Einsenhower rindió ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), fue aprobado el seis octubre de 1956 y la agencia inició funciones un año después.
Los estatutos de la agencia, que compartió el galardón con su director general Mohammed ElBaradei, describen los tres pilares en los que descansa su labor: verificación, seguridad y transferencia tecnológica.
Además de supervisar los usos pacíficos de la energía nuclear, con el monitoreo del cumplimiento de los acuerdos internacionales y resoluciones, la agencia realiza investigaciones sobre los usos prácticos de dicha energía en la agricultura, industria y medicina.
El OIEA se encarga de brindar ayuda práctica y consejos a sus 138 miembros en lo que respecta al desarrollo y la operación de sus estaciones de energía nuclear, así como en lo relativo al manejo de sus desperdicios radiactivos.
Con sede en Viena, Austria, el destacado organismo opera oficinas regionales en Ginebra, Suiza; Nueva York, Estados Unidos; Toronto, Canadá; y Tokio, Japón; al tiempo que opera laboratorios en Seibersdorf, Austria; Trieste, Italia y Mónaco.
La dirección de la galardonada Secretaría corre a cargo de ElBaradei, quien fue reelecto para un tercer periodo -que concluirá en 2009-, cuando Washington retiró sus objeciones al respecto, y quien es asistido por seis vicedirectores generales.
La agencia cuenta con un equipo de dos mil 244 profesionales y opera con un presupuesto promedio de 304 millones de dólares que es establecido a través de su Junta de Gobernadores, integrada por 35 miembros.
El financiamiento del OIEA, que mantiene además acuerdos formales con unas 65 organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, se logra a través de un presupuesto regular establecido, así como de contribuciones voluntarias.
Uno de los papeles más destacados que ha tenido el organismo fue en 1986, tras la tragedia de Chernobyl, fue entonces cuando sus miembros se convencieron de la importancia de incrementar la seguridad con respecto al manejo y uso de la energía nuclear.
