Arthur Miller nació en 1915 en Nueva York y vivió intensamente el siglo XX. Sin embargo, esperó al XXI para morirse, concretamente hasta el diez de febrero de 2005. Y en esos 89 años ha vivido e interpretado todos los papeles que han marcado la historia de sus contemporáneos, los que dejó en el camino y los que lo dejan ahora a él.
Miller ganó todos los reconocimientos (incluidos los laureles del ?Pulitzer?) en su profesión y consiguió comprar una porción de posteridad con obras como Muerte de un Viajante (1949). Tenía ancestros judíos (hijo del matrimonio de Isidore Miller y Augusta Bernett, emigrantes vieneses) y vivió la decadencia familiar por culpa del ?Crack del 29?. Estudió en la Universidad de Michigan y fue víctima de la ?caza de brujas? del senador McCarthy.
Fue además el amor más intelectual del mito más mito y más erótico del siglo XX, Marilyn Monroe. La misma que, aunque sólo fuera por unos años, plantó al mismísimo Joe DiMaggio (el ?Beckham? del beisbol estadounidense de los 50) para irse con el ?empollón de la clase?.
Este amor efímero le permitió llevar al cine su primer guión de la mano de John Huston, Vidas Rebeldes, un ?western? considerado la mejor interpretación de la ?rubia?, por aquel entonces, Sra. Miller.
Precocidad
A Arthur Miller le llegó pronto el reconocimiento. Ya en 1938, durante su etapa de estudiante de Letras en Michigan, recibió varios premios por su comedia Todavía Crece la Hierba. De vuelta a Nueva York, empieza a trabajar escribiendo seriales radiofónicos.
A los 28 años estrena su primera comedia, El Hombre que Tuvo Toda la Suerte del Mundo, con la que ganó el Theatre Guild Award en 1944, pero con la que no tuvo demasiado éxito comercial y, desde entonces, siguió produciendo con regularidad una obra cada año o cada año y medio.
Posteriormente llegaron Situación Normal (1944) y Foco (1945), novela que ataca el antisemitismo y con la que obtuvo un considerable éxito. Pero el espaldarazo definitivo, que lo convertiría en pieza clave de la dramaturgia estadounidense, fue la obra Todos Eran Mis Hijos, un estudio sobre los efectos del oportunismo en las relaciones familiares, que fue estrenada en 1947 y representada en diversos países. En 1948 recibió por ésta el Premio de la Crítica de Nueva York.
Llegado a este punto, de Miller se decía algo así como que "era a la lengua inglesa lo que Bertolt Brecht a la alemana". Sin embargo, no pretendió nunca aleccionar y el pensamiento que sus obras destilan está más cerca de la moral humana que de la política. Así fraguó su mito. Seguro que ya sabía que para perdurar hay que escribir de lo intemporal, del ser humano y de lo que le afecta.
Y en la búsqueda de esa intemporalidad pintó, como pocos, al hombre común y corriente, despojado trágicamente de sus sueños y la responsabilidad colectiva e individual del hombre en los desastres de la historia. Perfecto juez y parte. Y de complemento efímero (que aún perdura en nuestros tiempos de siglo XXI), la denuncia del engaño del sueño americano.
El triunfo con Muerte de un Viajante
El triunfo total le vino con la obra Muerte de un Viajante en 1949, por la que recibió el Premio de la Crítica de Nueva York y el Premio Pulitzer. En ella, manejando poesía y vida, describe la historia de un hombre normal arruinado por la crisis, la historia que fue también la de su padre y la de tantos otros coetáneos. Fue llevada al cine en 1985.
Pero Miller también fue un poco Galileo y el Comité de Actividades Antiamericanas un poco Tribunal de la Inquisición en versión estadounidense "democrática" y del siglo XX. En 1953 estrenó la obra Las Brujas de Salem, que describe los juicios por brujería realizados en este lugar y en la que criticaba los métodos represivos fascistas del senador McCarthy. Esto le supuso, en 1956, una condena por desacato de este comité. Afortunadamente, Miller no tuvo que rectificar, como Galileo, y le ganó la partida de la libertad a sus inquisidores: la sentencia fue apelada y el escritor, absuelto.
Este roce también marcó su relación con Elia Kazan, el mítico cineasta fallecido en 2003. Los dos genios trabajaron juntos en 1949 en el montaje teatral de La Muerte de un Viajante con Lee J. Cobb en el papel de Willy Loman. Con esta obra recibieron el ?Premio Tony?.
Miller y Kazan tomaron luego opciones morales e ideológicas distintas. Kazan no se libraría del estigma de "chivato", por denunciar a colegas ante el mismo comité que persiguió a Miller. En 1964 y después de un prolongado distanciamiento, Kazan dirige dos obras de Miller, una de ellas era Después de la Caída, basada en el fracasado matrimonial de su amigo con Marilyn Monroe.
Y más...
Otras obras dignas de mención son Panorama Desde el Puente (1955), sobre los flujos migratorios desde zonas deprimidas; Incidente en Vichy (1964), sobre el nazismo; El Precio (1968), sobre la relación entre dos hermanos rivales; y El Arzobispo (1977), basada en la persecución de los escritores disidentes soviéticos.
Entre sus aportaciones a otros géneros está también el guión de cine El Reloj Americano (1980) y la colección de relatos Ya no te Necesito (1967). También dejó la versión propia de su vida en Timebends: A Life (1987) y Al Correr de los Años. Ensayos Reunidos en 2000.
Miller rehizo su vida amorosa, algo que no parece fácil ?a priori? cuando lo que se trata es de reponerse al fracaso de una historia de amor y su relación con Marilyn Monroe quien, sin embargo, fue su segundo matrimonio ya que con anterioridad había estado casado con Mary Grace Slattery, la mesera que se sacrificó para que él escribiera, madre de sus dos hijos mayores.
La estabilidad sentimental definitiva le llegó con la fotógrafa austriaca Ingeborg Morath, con quien contrajo matrimonio en 1962. Morath le dio dos retoños más y participaría activamente en los proyectos de su marido hasta su muerte en 2002.
En ese mismo año de 2002 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Fue aquí donde coincidió y conoció a otro destacado compatriota suyo, Woody Allen.
RECONOCIMIENTOS
Escritores, directores de cine, actores y otros profesionales de las artes han rendido homenaje a uno de los mayores dramaturgos del siglo XX, quien falleció en Estados Unidos a los 89 años de edad por un fallo cardiaco.
El dramaturgo inglés Harold Pinter, conocido por sus posturas intransigentes, describió a Miller como "un gran escritor, un gran dramaturgo y un gran hombre".
El también dramaturgo norteamericano Edward Albee recordó que "hace aproximadamente un año" Miller le hizo "un gran cumplido". "Dijo que mis obras eran necesarias. Yo daré un pasó más allá y diré que las piezas de Arthur son esenciales. Arthur y yo nos manifestamos juntos varias veces para protestar contra gobiernos represivos. Su trabajo nos enseña mucho sobre cómo combatir el mal", añadió.
El actor Kevin Spacey confesó que decidió ser actor después de representar en el instituto la obra de Miller Todos Eran Mis Hijos. "Arthur Miller continuó examinando los valores americanos y la decadencia moral con una estructura extraordinaria y unos diálogos apasionantes" hasta sus últimos meses de vida, indicó el protagonista de American Beauty.
El autor indio Salman Rushdie, que trabajó con Miller en la asociación de escritores PEN, dijo de Miller que era un "genio". Escribió su obra con la grandeza y el poder de las grandes tragedias, mostrando lo que él llamó (...) el sueño saliendo de la realidad", Rushdie, añadió: "También fue un hombre de una verdadera talla moral, una cualidad extraña en estos días degradados".
El director del Teatro Nacional Británico, Nicholas Hytner, consideró a Miller "el último de los grandes titanes de la escena americana", agregando. Que en las últimas décadas ha sido mejor acogido en la escena londinense que en su Nueva York nativo, Hytner, dirigió en 1996 la adaptación cinematográfica de la pieza de Miller The Crucible.
