El pensamiento de grandes creadores de Occidente
?No soy optimista respecto de los valores prácticos de la sabiduría. Cuando uno está en crisis, la sabiduría ayuda, pero en el momento de la desdicha o la angustia, es muy difícil que la sabiduría sea un bálsamo. En verdad, es de gran ayuda en el largo plazo?. Fiel a sí mismo, el reconocido y controversial escritor norteamericano Harold Bloom presentó en la sede del Instituto Cervantes de Nueva York, que dirige el escritor Antonio Muñoz Molina, su nueva obra, titulada ?¿Dónde se encuentra la sabiduría??. (Alfaguara). El libro, que pronto saldrá a la venta en México, confronta críticamente entre sí desde los libros bíblicos de Job y el Eclesiastés, hasta el pensamiento de Platón y Homero, Cervantes y Shakespeare, Montaigne y Bacon, Johnson y Goethe, Emerson y Nietzsche, Freud y Proust, hasta el Evangelio canónico de Santo Tomás, y San Agustín y la lectura, en esa búsqueda existencial que caracteriza a estos intelectuales y que, al mismo tiempo, da sentido a la vida y a la muerte del hombre común y la de su prójimo. La nueva obra de Bloom comienza con una reflexión cautivante: ?a lo que leo y enseño sólo le aplico tres criterios: esplendor estético, fuerza intelectual y sabiduría. Las presiones sociales y las modas periodísticas pueden llegar a oscurecer estos criterios durante un tiempo, pero las obras con fecha de caducidad no perduran. La mente siempre retorna a su necesidad de belleza, verdad, discernimiento. Disponemos de un intervalo y luego nuestro lugar ya no nos conoce?. El sentido de la vida la última frase se refiere al grave momento que vivió Bloom, de 75 años, en el último tiempo, en que estuvo inmerso en la escritura de un libro cuyo título iba a ser Sabiduría y Literatura. Tuvo entonces una cita próxima con la muerte, a raíz de una hemorragia por una úlcera, tras la cual sufrió una falla cardíaca. Al recuperar la salud, el autor de El Canon Occidental destruyó los originales que había escrito porque no le gustaron. Y comenzó con un enfoque más severo y a la vez más moderado, según declaró, a bucear en una pregunta de dónde puede hallarse la sabiduría, que dio origen a su nuevo libro.
Lamentablemente por una falla técnica en la conexión telefónica desde Nueva York, donde los periodistas pudimos preguntar a nuestras anchas, en la sede de Alfaguara en México se perdió gran parte de la multiconferencia telefónica que conectó también a periodistas desde Buenos Aires, Madrid y Bogotá. El Cervantes no pudo resolver la conexión con América Latina. Así, quedó pendiente para El Siglo de Torreón el único medio mexicano presente, saber por qué el libro de Bloom no incluye a Paz, Fuentes o a Borges ni a intelectuales mujeres. La ausencia de Borges como autor de literatura sapiencial sorprende, ya que Bloom ha dicho en más de una oportunidad que el célebre escritor argentino es ?emblemático para la supervivencia de la literatura canónica universal?. A lo largo de la caótica rueda de prensa, sólo se escuchó mencionar a Bloom el nombre de Virginia Wolf, que de todos modos mudó por el de Proust, un autor ?más moral y sapiencial? en el capítulo relativo a Freud. ?Me vi en un dilema al tener que contrastar a Freud porque yo quería una escritora. Pensé en Virginia Wolf, que, de algún modo, fue discípula de Freud. Pero era un sacrilegio ponerlos en un pie de igualdad?, dijo. Puesto a explicar su labor crítica de los últimos años, que recibe andanadas de cuestionamientos en todas partes, Bloom -considerado uno de los críticos literarios más prestigiosos de esta época- dijo: ?desde hace 40 años estoy inmerso en una lucha de guerrillas para combatir la destrucción de la literatura de imaginación en los Estados Unidos y en el mundo de habla inglesa. Lamentablemente, este mal se difunde cada vez más, y cuando estuve en Copenhague para recibir el Premio Andersen, pude constatar que esta fuga de los valores de la imaginación también se da en Europa?. Definió luego a Emerson como ?el sabio dominante de la imaginación norteamericana?. Y sobre la sabiduría de Nietzsche, con quien lo confronta, subrayó: ?está colocada ante un abismo al que debe precipitarse?. Dijo que la ausencia de escritores orientales en su libro obedece a que ?uno no debe hablar de lo que no conoce, y no puedo entenderlos cabalmente?. Tras lo cual volvió a cargar contra los abanderados de la multiculturalidad, ?que en realidad se abanderan con la no cultura en las universidades norteamericanas?. Respecto de Cervantes y Shakespeare, reiteró que ambos comparten la supremacía entre todos los escritores occidentales desde el Renacimiento y que ?hay que leerlos con el oído interno y sentirse retado en todos los niveles de la conciencia. Don Quijote y Hamlet (inspiradores de muchos héroes ficticios) son dos personajes que van en busca de algo, pero no saben muy bien de qué?. Subrayó luego: ?en Occidente, la politización de la crítica literaria es el gran mal de la literatura? y señaló que en el mundo contemporáneo, dominado por otras formas de expresión, ?leer es una vocación que no morirá? y que ?el peligro de este tiempo no está en el cine y la TV, sino en ese mar amorfo que es Internet, que contiene una cantidad increíble de conocimientos e información literaria que flota. Pero el usuario tiene que ser muy ducho para no ahogarse en ese océano?. Bloom dejó espacio aún para cargar contra la política del presidente Bush, a quien llama W el Grande, nuestro emperador: ?hoy me encuentro sumido en la más absoluta desesperación, porque tenemos el régimen más brutalmente estúpido de nuestra historia. Tengo la horrible sensación de que hoy no vivo en una democracia, sino en una combinación de plutocracia y teocracia?. Sin embargo, su pesimismo se atenuó al señalar: ?lo que me da esperanza es que la población hispana y asiático-norteamericana está en constante crecimiento. No lo veré yo, porque ya soy mayor, pero para otra generación tal vez este problema no sea tan grave?.