Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Nuestra Salud Mental / PUENTES A CRUZAR EN SAN FRANCISCO

Dr. Víctor Albores García

(Nonagésima segunda parte)

Al igual que cualquier otra figura pública, sean ídolos del cine, de la televisión o del deporte, por mencionar sólo algunos, las figuras políticas se encuentran a la vista y al escrutinio del público entre los cristales de una vitrina, desde el momento mismo en que se lanzan como candidatos a algún puesto público. Es así como todas sus conductas, sus acciones, sus antecedentes, sus amistades, sus rasgos y hasta el más mínimo de sus gestos y movimientos, son motivo de conversación, de observación, de admiración o de crítica y de seguimiento por parte de una gran mayoría de los ciudadanos. Algunos más agudamente pendientes de tales acciones, mientras que otros tienden a cruzarse de brazos, a encoger los hombros y a esperar pasivamente con la misma desconfianza de siempre, lo que consideran son esos ciclos y círculos viciosos en los que caemos los mexicanos desde hace tantos sexenios y trienios. A pesar de todo y en el fondo, hay siempre un dejo de esperanza y de confianza que quiere renacer, especialmente ahora que pensamos que las elecciones tienen un fondo más legal y democrático, de lo que por tantos años se nos hizo creer y se demostró por las acciones del partido único. Con estos nuevos pensamientos y sentimientos, quisiéramos confiar en que algunas de estas personas que se postulan, llevan consigo un espíritu verdaderamente comunitario y en lucha por el bien de los demás, de la comunidad, de la población y de la sociedad a la que representan. Verdaderamente quisiéramos borrar para siempre la oscura imagen de tantos de los que han ocupado puestos públicos, cuya terrible rapacidad y vandalismo han dejado no sólo el vacío de las arcas del erario, sino también el vacío humillante de su imagen, para vergüenza de ellos y de nosotros mismos, porque hemos sido testigos mudos y quizás hasta complacientes del saqueo.

Quisiéramos explicarnos este fenómeno, al pensar que la mayoría de estos individuos tienen un origen verdaderamente humilde, a veces hasta miserable, de cunas y familias en donde las carencias tanto económicas y quizás principalmente emocionales han sido terribles, y los han marcado con profundas y marcadas huellas de voracidad. Podemos explicarnos la rabia y la agresividad que cargan dentro de ellos, en sus mentes y en sus corazones, que al parecer buscan apaciguar canalizándola contra todos los demás a su alrededor, contra sus hermanos ciudadanos, como una forma de desquitarse y de intentar compensar tales carencias. Es así como hemos visto o seguimos viendo, tipos prepotentes, ambiciosos, amargados, burdos, fanfarrones, vulgares, groseros, insaciables, ausentes de modales como producto de una educación mínima, a quienes el poder y el dinero se les sube a la cabeza y los marea, en el momento mismo en el que llegan a ocupar tales posiciones. Posiciones además, que seguramente les ha significado un largo proceso a través de sus vidas, en base a humillaciones, rechazos, vejaciones, coqueteos, sumisión y constantes pruebas de tolerancia a la frustración, en lo que ha sido la mejor usanza de la vieja escuela política mexicana, que quizás en muchas formas todavía se mantiene vigente. Nuestra historia política está llena de tales ejemplos, desde lo que ha sido el derrotero a seguir para los puestos más altos, tanto a nivel municipal, como estatal o ejecutivo nacional, hasta aquéllos que no necesariamente representan niveles de tanta importancia. Podemos tratar de comprenderlos y entender sus motivos y antecedentes, pero ello de ninguna manera justifica sus acciones, especialmente cuando están dirigidas en contra de la sociedad y del patrimonio de los demás. (Continuará).

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 170591

elsiglo.mx