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Nuestra Salud Mental

Dr. Víctor Albores García

(Nonagésima parte)

PUENTES A CRUZAR EN SAN FRANCISCO

Al comentar este tema con un muy buen amigo, bastante experimentado en estas áreas, en forma muy reflexiva me aclaraba, que en su concepto la corrupción también tiene que ver con el hecho de que un determinado puesto en cualquier oficina o empresa, pública o privada, sea ocupado por alguien a sabiendas de que no tenga la capacidad, los estudios, la experiencia o el entrenamiento adecuado para ello. ¿Llegará entonces ese día en que lo podamos lograr, el día en que un departamento de salud esté dirigido y organizado por un médico especializado en administración, con la experiencia y la práctica necesaria y no por algún ingeniero, contador u otro profesionista, o inclusive alguien que no sólo no tenga un título adecuado, sino que ni siquiera posea la preparación o la experiencia al respecto? ¿O viceversa, el día en que un departamento de obras públicas o de construcción, esté dirigido por un ingeniero civil o por un arquitecto con la capacitación, la experiencia y los conocimientos adecuados, y no por un médico o por un abogado, o cualquier otro tipo de individuo sin esa preparación específica?

Sabemos y tenemos las tristes y decepcionantes experiencias de que desgraciadamente en nuestro país, en un gran porcentaje de los casos, no necesariamente son las personas idóneas, las que tienen el mérito, los conocimientos, la experiencia, el currículo, o los títulos académicos específicos para demostrar una buena capacitación y preparación, quienes ocupan tales puestos importantes. Sabemos también que en la mayoría de los casos, dichos puestos ni siquiera se obtienen por oposición. Lo más frecuente y común desafortunadamente, sigue siendo la metodología del ?dedazo?, ese sistema impuesto y avalado desde hace tantísimo tiempo a todos los niveles, posiblemente heredado también desde la Colonia. Mediante dicho sistema, las posiciones son ocupadas de acuerdo al dinero que se está dispuesto a pagar, a los favores que se deben, a la sumisión que se contrate, a las conexiones e influencias en forma de parentesco, ya sea en cuanto a los parientes cómodos como a los que han sido siempre incómodos, puesto que en un momento dado, todos llevan el potencial de ser aprovechados, gracias a la importancia que en nuestro país se le da a la familia. Igualmente las conexiones en forma de antiguos o recientes amigos y compañeros, los compadres y socios de juergas y aventuras de cualquier tipo, hombres o mujeres con quienes se ha tenido diferentes niveles de intimidad en el pasado, en el presente o como prospectos para el futuro a corto plazo. En tales casos, los puestos y los empleos serán entonces ocupados de acuerdo no a la capacidad, la experiencia o los conocimientos de la persona, sino más bien en base a un criterio completamente irracional y biológico, ése que está regido en forma natural y abierta por el grado de intensidad de las pasiones. Si aceptamos pues que la corrupción está relacionada con las pasiones, mi amigo tiene entonces toda la razón, porque este sistema del ?dedazo? es sin duda alguna una de las más gloriosas representaciones de la corrupción de todos los tiempos en nuestro país.

A pesar de los avances democráticos que se han manifestado en el presente sexenio, a raíz de un cambio no siempre bienvenido, aceptado o comprendido, ?el dedo? sigue siendo en un buen porcentaje de experiencias de la vida pública y también privada de nuestro país, un instrumento presente y contundente. Un instrumento bastante antiguo, que ha sido heredado definitivamente a lo largo de muchas generaciones y por lo mismo, con un enorme arraigo político, social y cultural, como parte de nuestra cotidianeidad. Es magnífico encontrarnos con estas nuevas experiencias de elecciones internas en los diversos partidos políticos nacionales, aún en los que sirven de comparsas para hacer bulto, las que aparentemente se llevan a cabo con una mayor apertura y claridad, dentro de un estilo supuesta y elegantemente más democrático y flexible. Y sin embargo, sabemos que detrás de tales maniobras, pesa todavía la influencia del pasado, la ley del ?dedo por unanimidad o por mayoría?, generada por el que fuera Partido Único Nacional durante tantos años; una influencia que naturalmente se ha extendido no sólo a todos los demás partidos políticos antiguos o jóvenes y de reciente manufactura, sino en una gran escala a cualquier tipo de elecciones y designación de puestos que se da a todos los niveles en los tan variados grupos, sociedades y asociaciones que pertenecen a nuestra vida nacional en general. Contra ello estamos intentando defendernos. (Continuará).

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