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Nuestro concepto/“Piratas”

Efectivamente, existe una relación -¿casual?- entre la implementación de operativos contra los vendedores de productos apócrifos e ilegales (esas copias de prácticamente todo) y la repentina y casi milagrosa “desaparición” de decenas de puestos, justo antes de que lleguen al lugar las autoridades. Es nuestro México real, en donde todo, absolutamente todo puede suceder, hasta que se termine por regularizar aquello que la Suprema Corte de Justicia de la Nación considera como contrabando: los llamados autos “chocolates”.

La vinculación de estos dos asuntos (los autos introducidos al país en forma ilegal y la venta de productos “piratas”) tienen un mismo y gran hilo conductor: existen, se toleran y terminan por imponerse sobre el marco jurídico de referencia. Los automóviles extranjeros que pasaron por las aduanas sin cumplir los requisitos de Ley para ser considerados como importados, bajo la complacencia y/o complicidad de las autoridades, que después transitaron por las carreteras sin ser molestados y que finalmente se distribuyeron en prácticamente todas las ciudades del país, constituyen, según criterios de la Corte, no más que un delito con ruedas. Pero ahora se encuentran en vías de regularización.

La venta de productos “piratas” en calles y plazas de prácticamente todas las ciudades, es hoy tan cotidiano y evidente que resultaría una verdadera torpeza el suponer que las autoridades encargadas por mandato de Ley, impedir que se comercialicen, no saben a quién se enfrentan y dónde localizarlos; bastaría el preguntar a cualquier ciudadano... bastaría con hacer cumplir la Ley si existiera voluntad de hacerlo. Desgraciadamente el problema se enfrenta mediante esporádicos y aparatosos operativos de los que, al parecer, todos los involucrados se enteran con antelación, incluyendo por supuesto, aquéllos contra los que van dirigidos.

Tenemos, entonces, contrabando sobre ruedas que termina por regularizarse; tianguis en donde se venden toda clase de productos electrónicos introducidos al país de manera ilegal y copias de discos compactos y DVD´s “piratas” que se venden en decenas de calles. No se puede más que concluir que en los últimos años, nuestras autoridades están abusando en el arte de la simulación, tanto que se convierten finalmente en “autoridades piratas”, ya que el parche en el ojo les impide ver lo que todos los ciudadanos ven.

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