Hoy, las autoridades de los tres niveles de Gobierno y específicamente las corporaciones policiacas, enfrentan un gigantesco reto: demostrar con hechos a los ciudadanos de La Laguna que el compromiso de combatir en forma frontal y decidida a la delincuencia no es sólo una frase hecha y hueca con la cual salir al paso, sino que efectivamente se trata de una posición seria y realista, cuyos resultados deben ser palpables.
Los pueblos hermanos de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo, no merecen y menos aceptan que los esfuerzos por frenar los hechos delictivos, la ola de violencia, se agoten en el discurso -ya que ello significa simulación- por lo que las corporaciones policiacas no tienen otra opción que trabajar. Se les terminaron las vacaciones y así deben entenderlo, ya que nadie puede permanecer cruzado de brazos, mientras los tradicionales y característicos niveles de tranquilidad y seguridad en la región, son arrebatados por la delincuencia. De ese tamaño es el reto y las autoridades simplemente deben demostrar que se encuentran a la altura.
El hallazgo del cadáver del agente del Ministerio Público Federal, Jesús Reyes Espino, quien sufriera un “levantón” el pasado jueves 24 de febrero, significa un elemento más que advierte sobre un clima general de creciente violencia; hechos “inusuales” que poco a poco dejan de serlo y eso es lo preocupante.
Queda entonces en la ciudadanía el demandar a las autoridades, a las diferentes corporaciones policiacas, acciones efectivas para combatir al crimen organizado, al narcomenudeo y a la totalidad de las expresiones de la delincuencia, y a los policías, el entender de una vez y por todas que los laguneros no son ciudadanos manipulables, de segunda, que se conforman con discursos, sino que son ciudadanos comprometidos con el bienestar, el progreso y la seguridad de la región. Si no están a la altura, mejor que dejen su lugar para quien pueda enfrentar el reto con éxito.