Primero, lo simple: El miércoles, el alcalde Guillermo Anaya, tomó un avión rumbo al Distrito Federal. Participará en la convención nacional de la Asociación Mexicana de Municipios, ya que habrá elecciones y es nada menos que uno de los dos aspirantes a la presidencia. Su rival es la alcaldesa de Hermosillo.
Después, lo ya no tan simple: Resulta que Don Guillermo decidió viajar acompañado de una comitiva conformada por funcionarios y regidores. Desde el miércoles se encuentran en la Ciudad de México, el alcalde, el tesorero municipal, Jorge Handam, su asesor particular, Javier López, Fernando Gutiérrez, titular de Comunicación Social, Ricardo Muñoz, director de Fomento Económico, el secretario del Ayuntamiento, Alfonso Tafoya, el primer síndico, Carlos Romo Vázquez y la regidora, Mayela Ramírez. Planean regresar mañana sábado, lo que quiere decir para efectos prácticos que hasta el lunes tendremos “autoridades completas” en Torreón.
Ahora lo complicado: La contralora municipal, Natalia Virgil Orona, aceptó que el alcalde y la comitiva viajan con recursos del erario público, ya que les fueron autorizados los viáticos necesarios que entran en la partida tres mil de Gastos Generales, de esos que se deben justificar con comprobantes. Para la celosa vigilante de que el erario se administre con rigor y se gaste sólo en rubros plenamente justificables, con el asunto del viaje de Anaya –y comitiva- no se hace un mal uso de los recursos públicos, dado que “es importante la capacitación y la participación en foros nacionales para saber a qué tenemos derecho y qué programas se pueden bajar en beneficio de Torreón y la Convención de la AMMAC es un buen foro para ello”.
Bueno, pues como en estos tiempos ya no se puede hacer nada sin que sea sometido al escrutinio de la sociedad, el asunto ya generó reacciones. Para el Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada, no se trata más que de un nuevo desacierto del alcalde Anaya, ya que afecta su imagen y pone en entredicho la ética y moralidad de su administración.
El empresario, Antonio Juan Marcos Villarreal, sugiere evaluar detenidamente el “costo-beneficio” de este tipo de viajes que van mucho más allá de justificar con boletos de avión y notas de hotel lo que se gasta... y simplemente tiene razón.