El crecimiento y desarrollo de un país depende de la educación de su pueblo. Esta frase ha sido convertida en un lugar común por la “clase” política nacional debido a la falta de consecuencia.
En la nota publicada por El Siglo de Torreón en su edición de ayer, se observan los datos de la Encuesta Nacional a Profesores de Educación Secundaria aplicada por la SEP a 213 mil 232 maestros, una muestra bastante amplia, ya que se trata del 84 por ciento de quienes trabajan frente a un grupo de nivel medio básico en sus diferentes modalidades.
El estudio revela que, al menos, 115 mil docentes imparten materias que no eligieron, de los cuales, 95 mil reconocen que están medianamente, poco o nada preparados para impartir las materias que les fueron asignadas. Es decir, casi la mitad de los entrevistados no cuenta con los elementos suficientes para enseñar a los alumnos la rama del conocimiento que les corresponde.
Del total, el 55.3 por ciento de los maestros requiere fortalecer sus técnicas y estrategias didácticas para mejorar su práctica docente. En contraste, casi el 70 por ciento no está incorporado al Programa Carrera Magisterial; el 88 por ciento no ha tomado un diplomado o seminario ni asistido a congresos, foros o simposios de actualización en los últimos dos años.
Los datos anteriores son por demás elocuentes. Resulta alarmante que la formación académica de quienes se suponen son “el futuro de México” recaiga en gran medida en profesores que carecen de la preparación mínima para desempeñar su importante tarea.
Evidentemente que la culpa no es nada más de ellos. La mayor responsabilidad recae en quienes hasta hoy se han encargado de dirigir las instituciones gubernamentales y educativas que no han sabido implementar las estrategias necesarias con la eficiencia y la calidad que la realidad del país demanda y en un sindicato magisterial que aún hoy sigue reproduciendo los resabios del antiguo corporativismo imperante durante muchos años en la vida nacional.
De no modificarse esta situación, difícilmente podrá México crecer al nivel que el actual contexto internacional exige.