Pasa el tiempo y los mexicanos no acabamos de acostumbrarnos a que Vicente Fox declare algo a los medios y días después se retracte culpando a los periodistas de tergiversar la información y por ende ser los culpables de todos los males que aquejan al país.
Apenas el lunes el primer mandatario declaró que el poder del narcotráfico “llegó hasta el nivel de la Presidencia de la República”. Esto con motivo de la detención, el jueves tres de febrero, de Nahum Acosta Lugo, ex director de área de la Coordinación Nacional de Giras Presidenciales, por haber entregado información al narcotráfico.
Ayer en España, en rueda de prensa conjunta con el jefe de Gobierno de aquel país, José Luis Rodríguez Zapatero, Vicente Fox afirmó que “son exageraciones totales” las versiones sobre que el narcotráfico se infiltró en la Presidencia de la República y señaló que no hay ningún temor de que se atente contra su integridad.
Ahora resulta que los medios exageran cuando él declara que el “narco” llegó a la Presidencia. Está por demás decir que dichas afirmaciones tienen muchas implicaciones alarmantes.
Es una realidad que los cárteles han corrompido todos los niveles de Gobierno de México. Hasta hace pocos días el único poder inmaculado era la Presidencia de la República y ahora parece que no es así.
¿Por qué no aceptar que el narco poco a poco gana la batalla?, tal vez porque no es propio para el país que se imagina el presidente donde no existe desempleo, ni tampoco pobreza. Después de todo el sentir que en este país no pasa nada ya fue transformado en contundente spot publicitario.
En la recta final de su gestión, Vicente Fox nunca aprendió a razonar sus respuestas para después querer rectificar, sólo provocando mayor desilusión en una población que sigue anhelando a un estadista, más que a un presidente con carisma.