Si no se tratase de un asunto tan serio (porque hay que apostar a que aún es posible imaginar un asunto que se pueda tratar con seriedad en este país) el caso del desafuero de Andrés Manuel López Obrador se podría equiparar a un juego –de ajedrez o matatenas, dependiendo del nivel de inteligencia que se otorgue a los actores- en el que pareciera que se ha perdido la estrategia, el rumbo y el sentido.
En esta grandísima tentación maniquea en donde sólo es posible condenar o avalar el proceso contra el jefe de Gobierno del Distrito Federal y en la que han caído por igual empresarios, obispos, líderes partidistas y ciudadanos, ya no hay lugar para posiciones intermedias. El cuestionar las acciones contra el tabasqueño, pero advertir que éste (aunque todas las encuestas digan que si fueran hoy las elecciones sería el próximo presidente) no resulta la mejor opción para el país, es tibio y políticamente incorrecto. Se trata de un pulgar hacia arriba o hacia abajo, nada más.
Los comediantes se pueden dar el lujo de pedir a gritos “que alguien me explique” y resultar divertidos, pero los ciudadanos comunes y corrientes, esos que pagamos impuestos y que estamos hoy reducidos a meros espectadores de este melodrama político tercermundista, debemos confiar en las posturas, discursos y acciones de los diferentes grupos en pugna para tomar decisiones. Sin embargo, actualmente no resulta nada sencillo.
Sólo a manera de ejemplo y para aquellos que otorgan a la Presidencia de la República, una actuación respetuosa, objetiva, imparcial y conforme a derecho, tienen en esta semana que está por concluir Elementos de sobra para un dolor de cabeza: primero se dice que buscará una salida política al caso del ahora señor López y luego se amenaza con acusarlo por usurpación de funciones si al tabasqueño se le ocurre regresar el próximo lunes a trabajar. El secretario de Gobernación insiste que explorarán una solución política y en Los Pinos dicen que nada fuera de la Ley; la PGR solicita consignar por fin el expediente a un juez pero resulta que dos asambleístas del PAN pagan una caución para que no pise la cárcel... entonces, pues “que alguien explique”.
