Dinosaurio, grosero, ocurrente, cantinflesco, un prohombre del sindicalismo mexicano, factor fundamental en la transición, pieza valiosa del priismo o simplemente un líder “charro”. Ayer en la madrugada, a sus 86 años de edad y víctima de problemas coronarios, murió un hombre que independientemente de como se le caracterice y al margen de las filias o fobias, fue un actor de primer nivel en la escena política nacional, el dirigente de la Confederación de Trabajadores de México, Leonardo “La Güera” Rodríguez Alcaine.
Para la posteridad, dirán sus simpatizantes o sólo para el anecdotario, según sus detractores, quedan esas frases con que salía al paso en las más diversas circunstancias. En cierta ocasión, justo antes de abordar su automóvil último modelo BMW, aseguró que “los trabajadores ahorita vivimos en condiciones de parias... yo creo que el mínimo debería ser mínimo de tres mínimos” y en otra, cuando le acusaron de ser uno de los mayores “charros” del sindicalismo mexicano, simplemente acotó: “soy charro, pero de los que saben montar mulas”.
Un verdadero icono de los lugares comunes de la política a la mexicana y de la personalidad del hombre que se puede encumbrar en el poder gracias a los mecanismos del priismo tradicional, Rodríguez Alcaine -quien aseguraba odiar su apodo de “La Güera”, pero que aceptaba que precisamente así le conocían todos los agremiados a la CTM- disfrutaba ganar espacios en todos los medios de comunicación nacionales gracias a sus frases, como “no damos línea, ordenamos que vayan a votar por el PRI”, o bien aquélla en que “el único que puede parar al país soy yo”.
El líder cetemista estaba enfermo y en su última aparición en público, a sólo unas horas de su fallecimiento, anunció que la CTM apoyaría a Roberto Madrazo para la Presidencia de la República y que le pediría al candidato del Tucom, Arturo Montiel, que retirara su precandidatura. Bueno, pues hasta el aludido acudió a su sepelio para ponderar la figura de un líder sindical, al más puro estilo mexicano.