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Nuestro concepto/Lecho seco del Río Nazas

Los seres humanos tenemos cierta tendencia a la autodestrucción que se puede constatar gracias a una premisa simple y contundente: carecemos de una conciencia ecológica que nos impida contaminar. Resultamos una suerte de voraces depredadores del medio ambiente y de este rostro amargo de nuestra naturaleza, los laguneros damos ejemplo cotidiano en el lecho seco del río Nazas.

La basura en las calles que posteriormente bloquean las alcantarillas; la sobreexplotación de los mantos freáticos que derivan en arsenicismo y hasta el riesgo latente de acabar con el preciado recurso. De las fábricas -sobre todo de la más importante y emblemática en la región- salen toda clase de metales y partículas al aire que luego respiramos y en aras del progreso, alteramos ecosistemas completos y hasta arriesgamos asentamientos humanos en cauces de arroyos, acciones temerarias que tarde que temprano cobran su factura.

En septiembre se llevará a cabo la campaña Limpiemos al Mundo, en el lecho seco del Río Nazas y dice la titular del Departamento de Ecología Municipal de Gómez Palacio, Gladys Aguirre Balza, que se pretende encontrar los mecanismos de planeación y organización, “para que no se vuelva a ensuciar”. Y es que hace meses, el lecho seco quedó irreconocible gracias a las labores de limpieza a propósito del concierto de Luis Cobos, pero hoy está de nuevo convertido en un muladar.

Se pueden encontrar toda clase de desechos, incluso neumáticos viejos, lo que es prueba que nosotros, los laguneros, le tenemos poco respeto a la ecología, al mismo lecho seco y hasta a nosotros mismos que contaminamos con total impunidad y sin cargo alguno de conciencia. La funcionaria gomezpalatina sostiene que “ahora sí creo que todos sienten que esa área es tierra de nadie, porque la Comisión Nacional del Agua (CNA), no mantiene vigilancia en la zona y porque las autoridades de los tres municipios dicen que se trata de asuntos federales, pero qué tanto hace que se le dio limpieza y sin embargo, en este momento dicha zona está peor que nunca...”. Y simplemente tiene razón.

Las autoridades se desentienden y los ciudadanos contribuyen con su apatía y su falta de conciencia ecológica. Total, pobre del lecho seco y pobres de nosotros, los laguneros.

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