Los hermanos Santiago y Dolores Creel se encuentran hoy bajo un severo escrutinio público. El primero, porque desde su posición como secretario de Gobernación, autorizó decenas de permisos para empresas de juegos y sorteos, especialmente a favor de Televisa y Tv Azteca; y la segunda, porque su gestión al frente de la ya desaparecida Unidad de Proyectos Especiales del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, se encuentra bajo una investigación de la Auditoría Superior de la Federación.
Santiago Creel Miranda, el precandidato panista para la Presidencia de la República, rechaza las sospechas de que se benefició con el otorgamiento de permisos para la operación de casas de juego y advierte que “si se pasan de la raya, que se cuiden; los voy a denunciar si alguien incurre en un delito de difamación o de calumnia y vamos a ver cómo nos va en los tribunales”.
Y es que nada menos que el actual secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, inició una nueva investigación sobre los permisos otorgados durante la gestión de Santiago, ya que la Secretaría “es un libro abierto” y hay que evitar suspicacias de los movimientos realizados en los últimos diez meses. Cabe recordar que tan sólo en 2004, el entonces secretario Creel Miranda, autorizó a Televisa y TV Azteca la realización de 80 “sorteo-concursos”, a los que hay que sumar los autorizados en los últimos días de su gestión y que son motivo del “sospechosismo”.
Pero aquí no acaban los problemas para la familia. A doña Dolores le pesa el confuso incidente del seis de diciembre de 2003, cuando unos sujetos la asaltaron y despojaron de 22 mil dólares (los viáticos destinados al rodaje en la India de un documental en homenaje a Octavio Paz), un detalle que se suma a otros para imputarle un daño patrimonial a la Unidad de Proyectos Especiales que dirigía, por más de 600 mil pesos.
Santiago advierte que no se pasen de la raya y Dolores acusa a partidarios de otro precandidato, Francisco Barrio de un “juego político” en la auditoría que se le practica a su gestión... pero el caso es que los hermanos están bajo la lupa de la sociedad -y autoridades- y tendrán finalmente que rendir cuentas.
