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Nuestro concepto/Montiel

Los excesos, en cualquier actividad, tarde o temprano cobran su factura. A la luz del desaseado y ríspido proceso interno en el Partido Revolucionario Institucional para elegir a su candidato a la Presidencia de la República, se ventilaron millonarias transacciones en efectivo, así como una interminable lista de propiedades de la familia del aspirante que finalmente declinó ante el alud de sospechas, Arturo Montiel. Sin embargo, la parte sustantiva amenazaba con quedar en el aire: el origen de la inmensa fortuna de un hombre que no ha hecho otra cosa en su vida que trabajar como “servidor” público.

El escándalo político da pie a otro mucho más riesgoso para el involucrado, pero que la sociedad mexicana en su conjunto demanda, el de la investigación formal por parte de la Procuraduría General de la República (PGR) sobre una bonanza económica personal y familiar que no encuentra hasta el momento, ninguna explicación. Propiedades en varios estados del país y en París; negocios personales y de la esposa, así como un extraordinario y vertiginoso éxito empresarial de dos de sus hijos, menores de 25 años de edad y que manejan en sus cuentas personales transacciones superiores a los 35 millones de pesos, no hacen otra cosa que alimentar dudas y sospechas.

Los excesos deben cobrar su factura y más cuando se trata de funcionarios públicos, ya que de lo contrario se lanzaría un mensaje demoledor a la ciudadanía, el que la corrupción y la impunidad siguen dominando la escena nacional y que invariablemente terminan por imponerse, aun en los casos -como el de Arturo Montiel- que resultan mucho más que evidentes: estridentes en un grado ridículo.

De la Contraloría del Gobierno del Estado de México, del poder legislativo de esa entidad y aún del actual gobernador, Enrique Peña Nieto, la sociedad poco espera, ya que se trata de amigos y protegidos del propio Montiel. Queda entonces el apostar que la PGR lleve a cabo una investigación seria y a profundidad que aclare de una vez y por todas los cómo, dónde y cuándo, un hombre dedicado a la política, a la función pública, puede amasar en unos cuantos años una verdadera fortuna y lo más importante, si se logra demostrar faltas de rigor y honestidad, tráfico de influencias y/o cualquier manifestación de corrupción, se proceda con todo el peso de la Ley.

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