Y las patrullas nuevas siguen guardadas. En Gómez Palacio aún no se sabe a ciencia cierta cuándo habrán de llegar las flamantes unidades que presentó el gobernador Hernández Deras en aquella pretenciosa ceremonia del viernes 15, ante el secretario de Seguridad Pública Federal... y tampoco se sabe en qué número y condiciones.
Por lo pronto los colonos del Fraccionamiento Bugambilias -al igual de centenares, miles de ciudadanos gomezpalatinos- no saben de cifras, de inversiones o equipamientos, ni mucho menos de estadísticas oficiales; lo único que saben (porque lo sufren cotidianamente) es que los robos y actos vandálicos continúan a la orden del día. Hoy se preguntan qué esperan las autoridades para que una patrulla pase más seguido por sus calles... y todo lo demás no importa.
Y ese es el gran secreto: una ciudad es tan segura, como sus ciudadanos lo perciban y en Gómez Palacio, al igual que en todos los municipios de Durango, uno de los principales reclamos es precisamente la seguridad pública.
El joven mandatario Ismael Hernández Deras debe tomar una decisión y actuar en consecuencia: ¿la inseguridad se combate con ceremonias oficiales en donde se muestran centenares de patrullas recién pintadas, o con un trabajo efectivo en las calles de los sectores más conflictivos de cada ciudad? ¿resulta políticamente más redituable el esperar la visita de funcionarios federales para poner en operación aquello en lo que se invierten los recursos destinados al rubro de seguridad pública, o canalizarlos conforme se van adquiriendo, para intentar solucionar problemas puntuales?
Hoy, decenas de alcaldes de Durango siguen esperando que las famosas patrullas que se adquirieron hace meses y que se “guardaron” a la espera, primero de una visita de Vicente Fox, y luego la del secretario Martín Huerta, rueden por fin en las calles de las colonias que más lo necesitan. Es un clamor, un reclamo ciudadano, de ésos que no admiten palabras y buenas intenciones, sino hechos palpables.