La Agencia Federal de Investigaciones lo estaba investigando desde hacía seis meses; la Procuraduría General de la República aseguraba que estaban plenamente probados los nexos del ex coordinador de giras de la Presidencia con el narcotráfico. Se dieron a conocer grabaciones en donde supuestamente quedaban en evidencia los estrechos lazos de Nahum Acosta Lugo con personas involucradas en el crimen organizado... y ahora resulta que un juez lo deja libre, simple y sencillamente porque el Ministerio Público no pudo comprobar los delitos que se le imputaban.
Y vaya en qué momento. Justo cuando en el centro de la gran discusión nacional se encuentra la impartición de la justicia; cuando lo único que justifica el desafuero de Andrés Manuel López Obrador es la aplicación irrestricta de la Ley, la máxima garante de que el presupuesto se cumpla en los hechos, la PGR, comete otra de sus tradicionales pifias. Hay que sumar el caso a otros muchos, por ejemplo el del ex gobernador de Coahuila y ex director de Pemex, Rogelio Montemayor, al que la Procuraduría no pudo comprobar los ilícitos que le adjudicaba y por los cuales fue extraditado.
Hoy, los mexicanos sabemos que Nahum Acosta Lugo fue detenido el pasado cuatro de febrero por la PGR acusado de recibir dinero a cambio de pasar información sobre las giras del presidente Fox al narcotraficante Arturo Beltrán Leyva, miembro del Cártel de Juárez, y que saldrá de la prisión de máxima seguridad de La Palma, ya que un juez no encontró elementos suficientes para dictar el auto de formal prisión.
Éstos son precisamente los ejemplos que alimentan la percepción ciudadana de que la procuración de justicia es una gran simulación y que una cosa es lo que dicen las autoridades, los funcionarios de la misma PGR y otra distinta la que pueden probar.
Existe pues injusticia de dos bandas: la de los pobres inocentes que pasan años en la cárcel por falta de un buen abogado y la de los culpables libres por la incapacidad del Ministerio Público. Se abren las apuestas sobre Andrés Manuel López Obrador; tal vez un juez determine que el abultado expediente que ha integrado la PGR en su contra, resulta no más que otra pifia.
