Al menos en su discurso de toma de posesión como gobernador de Coahuila, Humberto Moreira fue congruente con su oferta de campaña y eso se puede traducir en un signo positivo. En el acto protocolario, el priista anticipó que combatirá con fuerza la inseguridad y que en Coahuila habrá castigos ejemplares para los violadores y secuestradores, a los que amenazó con “meter para siempre a la cárcel”. Para mayor contundencia, el responsable de la Administración pública estatal durante los próximos seis años, firmó las iniciativas de reformas al Código Penal vigente en la entidad, que dirigirá al Congreso estatal para que en Coahuila el secuestro y la violación se castiguen con cadena perpetua y además, se eleven las sanciones contra los que golpeen y lesionen a las mujeres.
Una carta de presentación -ante los coahuilenses y ya como gobernador- que simplemente abre buenas expectativas. En su discurso, Moreira afirmó que honrará el mandato en él depositado con humildad, trabajo, honestidad y servicio, “mi Gobierno velará por el cumplimiento irrestricto de la Ley, estará abierto al diálogo, garantizará la seguridad ciudadana y generará las oportunidades laborales que nos permitan alcanzar una mejor calidad de vida”. Además, tuvo especial cuidado en marcar una “sana distancia” de su predecesor, al reiterar que será autónomo en sus decisiones al tener el respaldo de los coahuilenses, “fue la gente quien decidió que fuera candidato a gobernador y fue la gente quien decidió que llegara a ser el gobernador de Coahuila, por eso en Coahuila, hoy inicia el Gobierno de la gente”.
Para el anecdotario, la republicana entronización gozó de la pompa y los espaldarazos, propios del caso, ya que Moreira recibió el respaldo del abanderado presidencial, Roberto Madrazo, del dirigente nacional del PRI, Mariano Palacios Alcocer y de los gobernadores de Tamaulipas, Nuevo León, Hidalgo y Durango. En el fondo, sólo queda expresar el deseo de que todo marche bien para beneficio de los coahuilenses y que los primeros cien metros sean sólo los primeros de una larga carrera de seis años; serán los ciudadanos quienes vigilen que en ningún momento disminuya el paso.
