Curiosos giros, los de la justicia a la mexicana. Sin importar los colores partidistas, los personajes que hoy son señalados por la opinión pública como poseedores de una riqueza injustificable en términos de un desempeño decoroso en posiciones administrativas de los distintos niveles del aparato gubernamental, pueden caminar tranquilos sin siquiera hacer el intento de explicar el origen de la fortuna familiar y los múltiples bienes inmuebles hasta el momento detectados.
Curioso, también, el deslinde de la Procuraduría General de la República sobre el expediente de las denuncias contra Arturo Montiel Rojas por delitos de enriquecimiento ilícito, peculado y uso indebido de atribuciones, ya que la máxima instancia de procuración de justicia en nuestro país decidió remitir a su similar del Estado de México el caso. La PGR pondera que Montiel Rojas era servidor público mexiquense, por lo que los delitos imputados son de competencia local, tanto por su carácter de servidor público de esa entidad como por el origen de los recursos del presupuesto estatal que ejercía.
Serán entonces la Procuraduría mexiquense y/o la Contraloría Interna y la Contaduría Mayor de Hacienda local, las instancias facultadas a iniciar una investigación sobre la fortuna del ex gobernador. Sobra señalar que todas esas dependencias estatales, se encuentran bajo la mano de personajes ligados directamente con Montiel Rojas. El resultado es predecible.
Y mientras se diluye el “caso Montiel”, se abre otro, el de las propiedades del candidato Roberto Madrazo. Al penthouse en Miami, con un valor cercano al millón de dólares, se suma hoy un condominio en la zona de Santa Fe, en la Ciudad de México... y lo que se acumule esta semana. Parece que al igual que el ex gobernador del Estado de México, el tabasqueño tiene mucha suerte en los negocios inmobiliarios. Así están las cosas dentro de las filas del tricolor.
Lo que queda en el fondo es la gran pregunta: ¿cómo logra un servidor público amasar una fortuna sin otro medio lícito y conocido que justifique un incremento exponencial del patrimonio familiar? Lo grave es que a las autoridades parece no importarles la respuesta.