La seguridad pública, la procuración de justicia y la readaptación social de los delincuentes en México, distan mucho de estar a la altura de las necesidades de la población. Coahuila y Durango, en general, y La Laguna, en particular, no escapan a esa realidad.
Desde el nivel municipal hasta el federal son observables los vicios y las deficiencias. La mayor parte de los llamados “guardianes del orden” no cuenta con la formación académica, ética y policiaca suficiente como para ejercer un puesto con tan importante responsabilidad. La ignorancia de las leyes, de los Derechos Humanos, la aplicación de la famosa “mordida”, la falta de respeto hacia la población y la tolerancia para con ciertos grupos delictivos, son el común denominador en las corporaciones preventivas municipales, estatales y federal.
En las procuradurías de Justicia y General de la República, la ineficiencia es desde hace muchos años una constante, la mala integración de averiguaciones previas ha permitido que muchos delincuentes recuperen su libertad y muchos delitos queden impunes.
Las cárceles municipales y Ceresos están muy lejos de ser centros de reclusión y verdadera readaptación en donde los sujetos con conductas sociales desadaptadas encuentren los caminos de su reincorporación a la comunidad.
El propio secretario de Seguridad Pública de Durango, Juan Francisco Vázquez Novoa, reconoce que las cárceles que hay en los municipios del estado -en su mayoría- son “improvisadas”. Algunas de ellas albergan en condiciones infrahumanas a los detenidos, quienes además, son objeto de malos tratos por parte de los celadores.
Los abusos en los Centros de Readaptación Social (Ceresos) y la tolerancia hacia las conductas delictivas de los reos e, incluso, la operación de bandas criminales al interior, han hecho de estos reclusorios verdaderas “escuelas del vicio”.
Ante este panorama, resulta urgente revisar los objetivos gubernamentales en estos tres aspectos: seguridad pública, procuración de justicia y readaptación social, para corregir lo que tenga que corregirse y garantizar una sociedad sana, tranquila y en paz.