Desafortunadamente, en nuestro país parece que efectivamente no pasa nada, pero a diferencia de los spots del Gobierno Federal, en donde la tónica es –las más de las veces- autocomplaciente, los mexicanos debemos lamentar el imperio de una suerte de círculo vicioso alimentado por la apatía social que se confunde con desesperanza y se traduce en inmovilismo y la ineficiencia oficial que se viste de corrupción, con igual resultado y que en perversa amalgama dibujan el escenario ideal para que, cuando en forma extraordinaria la sociedad se mueva y reclame, finalmente no se registren consecuencias concretas... no pase nada.
El domingo 27 de junio del año pasado, decenas de miles de mexicanos se movilizaron en todo el país. Expresión viva del hartazgo social por el clima de inseguridad que se vive a lo largo y ancho del territorio nacional, se lanzó un grito contundente, ensordecedor, un “ya basta” dirigido a todas las autoridades, a todos aquellos encargados por mandato de Ley a garantizar un mínimo de seguridad y que simplemente han incumplido.
Han pasado ya seis meses. Quedaron en palabras aquellos compromisos que asumieran desde el presidente Fox hasta el presidente del Senado, el priista Enrique Jackson de hacer lo que fuera necesario para frenar a los delincuentes y eliminar los actuales y robustos niveles de impunidad. A medio año de distancia siguen matando a mujeres en Juárez; los secuestros, violaciones, homicidios, robos y asaltos con violencia siguen salpicando las páginas policiacas en todas las ciudades de la República y los narcotraficantes dan muestra de que pueden mantener un control efectivo sobre vidas y negocios, aun desde una celda en el penal de “máxima seguridad”.
El reclamo ciudadano, aquella histórica movilización social quedó en nada. Hoy, de cada 100 delitos que se cometen, sólo tres son castigados; los narcotraficantes mantienen su particular guerra por el control de territorios y en el inter, inundan con todo tipo de drogas el mercado interno y a la sociedad sólo le queda esperar –esperanza, más que realismo- que con el flamante Gabinete de Seguridad nacional, ahora sí se haga algo, lo que sea.