Es tan simple que nadie debería llamarse sorprendido: en una sociedad democrática, las autoridades -de todos los niveles y colores partidistas- deben justificar la canalización de cada peso con total transparencia, ya que se trata de recursos del erario. La sociedad tiene derecho a conocer las razones por las cuales se llevan a cabo determinadas obras o se acometen determinadas acciones de gobierno, así como los detalles de los procesos y destinos que involucren partidas presupuestales, el dinero que finalmente es de todos y los gobernantes sólo lo administran (con pulcritud, solvencia y honestidad, en un mundo ideal) para beneficio de la comunidad. Se trata de los derechos de los ciudadanos y las obligaciones de las autoridades en un México que pretenciosamente transita ya por un sendero distinto al del autoritarismo y la arbitrariedad.
En este sentido, cabría un llamado a una mayor pulcritud de las autoridades municipales en Torreón, respecto al manejo de las cifras en el caso de la adquisición y remodelación del edificio que albergó al Banco de México y que hoy es el Edificio Municipal Centro Histórico. Es tan simple, que tendría que existir una sola respuesta a la pregunta de ¿a cuánto asciende el gasto total por concepto de equipamiento y la rehabilitación física del inmueble? Bueno, pues nuestras autoridades nos ofrecen tres cifras distintas: seis millones, según declaraciones del tesorero, Jorge Handam Hernández, en enero de 2004; dos millones 055 mil pesos, según la información requerida vía Transparencia y diez millones 500 mil pesos, según la información que divulgó Comunicación Social, el pasado tres de agosto, en la ceremonia de inauguración del inmueble.
Tiene razón Víctor Alducin Flores, presidente del Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada (CLIP), cuando advierte que hoy ?nos ocupamos más en los candidatos y en los procesos electorales, en vez de cuidarles las manos a las autoridades que van de salida, en el estado y el municipio y que finalmente manejan los recursos públicos?, como también tiene razón cuando pide un proceso de entrega-recepción transparente y comprobable del Gobierno Municipal y aplicar una vigilancia muy puntual para que no se deje endeudado al Municipio. Finalmente todas las autoridades deben acostumbrarse a estar bajo el escrutinio público y que la transparencia que merece el pueblo de México, en lo general y los laguneros en lo particular, debe ser integral, nunca a medias.
