Meses atrás México fue calificado como uno de los países con más bajos niveles de calidad educativa en el mundo, según un diagnóstico realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
A nivel local esta realidad se resiente. Coahuila ocupa los últimos niveles en calidad educativa de acuerdo a los resultados de la Olimpiada Infantil organizada por la Secretaría de Educación Pública Federal. El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) señaló que a través de los sondeos aplicados el año pasado entre alumnos de sexto grado de primaria, el estado se ubica en el lugar 25 de las 32 entidades del país.
Las explicaciones de las autoridades federales y estatales, no satisfacen.
La realidad es que el país presenta un déficit de calidad educativa que se refleja en la vida laboral y por ende, el desarrollo está muy lejos de llegar.
Mientras naciones de Europa tienen desarrollado el hábito de la lectura, en México apenas se lee 0.5 libro al año por persona. Cifra que evidencia el bajo nivel cultural del país.
Lo paradójico de los malos resultados, es la cantidad de dinero que se destina al rubro de la educación. México es de los países que más recursos destinan, tan sólo la Secretaría de Educación Pública de Coahuila contó con un presupuesto de nueve mil 908 millones de pesos, es decir el 56 por ciento de los 17 mil 666 millones destinados para el Gobierno del Estado.
Pareciera que nadie sabe cómo usar los recursos para alcanzar estándares mundiales de educación. La Secretaría de Educación de Coahuila fue un constante dolor de cabeza para el gobernador Enrique Martínez. Tan solo algunas de las irregularidades denunciadas públicamente fueron: la detección de dobles plazas y el fraude del programa Carrera Magisterial.
Por desgracia, en México la educación tiene tintes políticos y es utilizada por muchos como plataforma. Ejemplo de esto es la maestra Elba Esther Gordillo y a nivel estatal Oscar Pimentel y Humberto Moreira, quienes de ser secretarios de Educación pasaron a ser alcaldes de Saltillo. Hoy Pimentel es diputado y el profesor Moreira sueña con ser gobernador de un estado donde la educación pareciera que no es la prioridad.