Conferencia de gobernadores
El primer día se puede sintetizar en dos palabras: Seguridad y Arnold. Ayer inició la XXIII Conferencia de Gobernadores Fronterizos -que habrá de concluir hoy- y ante la ausencia de pronunciamientos que reflejen alguna postura oficial de aquellos que gobiernan la conflictiva y económicamente poderosa franja que interrelaciona dos mundos distintos en necesaria convivencia, la frontera entre México y Estados Unidos, quedan los detalles de ese extraordinario dispositivo de seguridad y la figura que acaparó la atención, el gobernador de California que no puede eludir su sombra de estrella de Hollywood, Arnold Schwarzenegger.
Fuera de programa, los gobernadores de Sonora, Tamaulipas y Baja California reconocieron que agentes de la DEA y del FBI operan en territorio nacional, aunque aclararon que ello no significa una violación a la soberanía nacional, mientras que Enrique Martínez caminaba junto al austriaco y recibía parte de la algarabía con que los laguneros ?incluyendo a los representantes de los medios de comunicación- festejaban cada gesto, sonrisa y saludo del protagonista de Terminator.
Calzando un singular par de botas texanas y con un anillo turquesa en la diestra, Arnold Schwarzenegger fue tratado en todo momento como una estrella hollywoodense y nadie reparaba en su política anti-inmigrante o su vinculación con los sectores duros del Partido Republicano. Conforme avanzaba la ceremonia oficial, en medio de esos cientos de agentes de seguridad de todos los niveles, parecía que lo único importante era el mandatario californiano... todo lo demás quedaba en un segundo término. Así son las cosas cuando la forma ocupa los vacíos del fondo.
La agenda de la XXIII Conferencia de Gobernadores Fronterizos es ambiciosa, ya que considera por igual, temas relacionados con la seguridad, con el medio ambiente y la migración. Queda esperar que los acuerdos a los que lleguen hoy los mandatarios fronterizos, aterricen en cuestiones concretas y medibles. Los tiempos en que se podía navegar -en cuestiones de la relación binacional- sólo con discursos y buenos deseos, deben quedar atrás.
