Escenario
Con el contundente triunfo de Jorge Zermeño Infante sobre Juan Antonio García Villa en el proceso interno del Partido Acción Nacional para elegir a su candidato al Gobierno del Estado de Coahuila, el cuadro ya está completo y configurada lo que será la boleta para las elecciones constitucionales del próximo 25 de septiembre. Los coahuilenses tendrán que sopesar las virtudes y defectos, trayectorias y propuestas del panista Zermeño, del priista Moreira y los abanderados del PRD y PT, Juan Pablo Rodríguez y Ramón Díaz Ávila, respectivamente, para determinar a base de sufragios, quién será el próximo mandatario.
Sin la menor pretensión de demeritar los esfuerzos del Sol Azteca y del petismo en Coahuila, que con un economista saltillense y un profesor de primaria, intentarán remontar el actual abismo que los separa de las principales fuerzas políticas en la entidad, la lucha se antoja entre dos: el profe cumbianchero de Saltillo y el abogado de Torreón. Dos visiones, dos trayectorias y dos ideologías que empezarán a medir desde hoy sus respectivos instrumentos de movilización y capacidad para permear en la ciudadanía mensajes y proyectos.
Desde un punto de vista estrictamente teórico -ese que navega en el deber ser- los coahuilenses habrán de analizar con sumo cuidado los perfiles e historias personales, los respectivos bagajes culturales así como las visiones de Estado que pudieran tener; los planes, proyectos y rutas críticas para solucionar problemas puntuales y específicos, así la congruencia, postura ideológica y métodos de todos y cada uno de los aspirantes a la máxima responsabilidad en el Estado, para emitir un voto razonado, tal y como corresponde a los tiempos democráticos que supuestamente corren en todo el país.
Sin embargo, desde el punto de vista práctico -ese que navega en el ser- se puede anticipar una contienda en donde la mercadotecnia y el bombardeo de la imagen; la utilización de la estructura y la aplicación puntual de todos los métodos que tradicionalmente han dado buenos resultados (en ambas partes) habrán de inclinar finalmente la balanza. Por lo pronto la moneda está en el aire y queda esperar que sea efectivamente una ciudadanía crítica y actuante la que decida en las urnas.