“El que no arriesga, no avanza”.
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A partir de ayer las afores empezaron a tener la libertad de invertir una parte de sus fondos en acciones de empresas. Ésta es una medida crucial para permitir que el ahorro de los trabajadores pueda ofrecer rendimientos más generosos.
Hasta ahora las afores, las asociaciones que manejan fondos para el retiro de los trabajadores, se habían visto severamente limitadas en el tipo de valores en que podían depositar el dinero que acumulaban. Sólo se les permitía comprar valores gubernamentales y algunos otros tipos de documentos de renta fija.
Una de las consecuencias de lo anterior es que los fondos de inversión (siefores) de las afores estaban invertidos de manera abrumadora en Cetes y otros documentos de renta fija del Gobierno. Éstos proporcionan excelente seguridad, pero rendimientos muy bajos. Y no es justo que los ahorros de los trabajadores tengan rendimientos menores a los que puede generar el mercado.
A partir de ayer las afores están ofreciendo dos fondos distintos a sus ahorradores. El Fondo Uno es el tradicional, el más conservador, y se invierte en su totalidad en documentos de renta fija. El Dos es más agresivo y permite la inversión de hasta un 15 por ciento del ahorro en acciones de empresas mexicanas o extranjeras.
Esta inversión en acciones se hace de manera indirecta: esto es, no a través de la compra de acciones sino de documentos conocidos como Notas de Capital Protegido a su Vencimiento, que son un tipo de warrants o documentos que tienen un seguro que cubre alguna posible caída en el precio de la acción. El problema es que tampoco tienen posibilidad de aumentar su cotización al ritmo que las acciones.
La apertura de los fondos de ahorro para el retiro puede ser beneficiosa no sólo para los trabajadores con ahorros en las siefores sino para toda la economía del país. Una de las razones, como ya he mencionado, es que los trabajadores podrán gozar de mejores rendimientos en el largo plazo. No era justo que a ellos se les discriminara en los mercados financieros y se les obligara a comprar valores gubernamentales de bajo rendimiento.
La economía nacional, empero, tendrá un beneficio mayor, ya que habrá una mayor disponibilidad de recursos para la inversión. Uno de los grandes problemas del país ha sido durante décadas la falta de un mercado bursátil suficientemente sólido y amplio, lo cual limita la posibilidad de las empresas de financiarse en la bolsa. La decisión de permitir que cuando menos una parte de los fondos para el retiro en acciones se inviertan en acciones permitirá ir resolviendo de manera gradual esta escasez. En otros países del mundo el ingreso de los fondos de pensiones a los mercados bursátiles ha sido crucial para que éstos despeguen y se conviertan en una fuente sana de financiamiento para las empresas del país.
Algunos políticos y comentaristas en los medios de comunicación se han sentido horrorizados ante la posibilidad de que las afores inviertan en renta variable. Para ellos esto significa permitir la entrada del perverso mercado en un campo que debería ser controlado por la mano visible del burócrata, al que consideran más sabio que la Ley de oferta y la demanda. Los ahorros de los trabajadores no deben, a su juicio, estar sometidos a las fluctuaciones del mercado, ni siquiera a través de instrumentos que impiden que caiga el valor nominal de la inversión. Tampoco deben servir para financiar a las empresas privadas.
La verdad es que esta posición ideológica no considera los intereses de los trabajadores. No hay razón por la cual los fondos de ahorro para el retiro no se beneficien de los rendimientos más saludables de las inversiones en acciones. Tan solo el año pasado, los Cetes otorgaron un rendimiento promedio de siete por ciento. El índice general de la Bolsa Mexicana subió 47 por ciento.
Es verdad que hay periodos en que las bolsas caen, pero en largo plazo sus beneficios suelen ser significativamente superiores a los de los valores gubernamentales de renta fija. En cuanto a la objeción de que el dinero ayudará a financiar a empresas privadas, no debe olvidarse que éstas generan actividad económica y empleos.
Por lo pronto es significativo que el 65 por ciento de los afiliados a las afores haya decidido dejar su dinero en el Fondo Uno, el que tiene inversión en acciones. Esto quiere decir que muchos ahorradores prefieren aceptar un mayor riesgo a cambio de obtener un mejor rendimiento.
CHEDRAOUI
Ni la Secretaría de Gobernación, ni la Cámara de Diputados, ni la Presidencia de la República tienen el poder de convocatoria del arzobispo de la Iglesia Ortodoxa, Antonio Chedraoui, quien demostró nuevamente ayer, en su tradicional comida de cumpleaños, la capacidad de reunir a más políticos, empresarios y periodistas que nadie.
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