“Autor del delito es quien de él se
beneficia”.Séneca
Parecería algo imposible en un país que pretende ser moderno. Pero en Oaxaca estamos viviendo una historia que nos demuestra que, por lo menos en algunos lugares, México sigue siendo un país feudal.
Un sindicato ha decretado en ese estado una huelga en contra de una empresa, la editora del periódico Noticias de Oaxaca. En principio esto parecería algo muy moderno, congruente con un país en el que se respetan los derechos laborales. El problema es que ninguno de los trabajadores de esa empresa está de acuerdo con la huelga. Todos se dan cuenta que el movimiento simplemente busca destruir su fuente de trabajo.
El sindicato, la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, la CROC, es parte de un partido político, el PRI, que gobierna esa entidad. El dirigente local que ha organizado la huelga, David Aguilar, es no sólo un líder sindical sino también un político del PRI. De hecho, es diputado en el congreso local. Su insistencia en montar una huelga en contra de la voluntad de los trabajadores de Noticias, apoyado por grupos de golpeadores traídos de otros lugares, subraya el objetivo político del movimiento. El propósito no es obtener un nuevo contrato o un aumento salarial, sino acallar a un periódico que ha mantenido una línea crítica frente al Gobierno estatal que pertenece al partido de ese diputado y líder sindical.
El gobernador, Ulises Ruiz, dice que él no tiene nada que ver en el asunto: simplemente respeta la autonomía de la vida sindical. Un juez federal, afirma, ha decretado válida la huelga por lo que él no puede hacer nada al respecto. Claro que su Policía apoya abiertamente al sindicato de su partido, incluso en actos ilegales, como la toma violenta de una bodega, o como el robo de periódicos que se imprimen en otros lugares.
El gobernador Ruiz ha decidido incluso hacer caso omiso a una recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para dejar de hostigar al periódico. Los periodistas, especialmente los que tienen una posición independiente frente al Gobierno, no gozan de derechos humanos en Oaxaca.
Este lunes 19 de julio por la noche la situación llegó a un grado extremo. Un grupo de Halcones armados de palos y al parecer también de armas de fuego invadió las instalaciones del diario con el fin de expulsar a la treintena de trabajadores que habían permanecido en las instalaciones durante semanas. Una vez más la Policía ayudó a los invasores.
Según una de los trabajadores expulsados con lujo de violencia de las instalaciones, la operación fue seguida a corta distancia por el subprocurador Wilfrido Almaraz Santibáñez. Poco sentido tendría así presentar una denuncia ante la Procuraduría local por lo que los directivos del periódico optaron por presentar una ante la PGR.
Ante los hechos, no hay duda que el gobernador Ruiz está actuando como un dictadorzuelo en una república bananera. En otros tiempos, dado el desprestigio que le está generando a su Gobierno y a su partido, sin duda se habría ordenado su destitución desde la capital de la República. Pero esas cosas ya no ocurren en nuestro país. Ernesto Zedillo fue el último presidente que pudo remover a un gobernador, el chiapaneco Eduardo Robledo, a principios de 1995. Pero cuando quiso hacer lo mismo con el tabasqueño Roberto Madrazo, quedó ya en claro que en el nuevo sistema político que empezaba a perfilarse un presidente ya no podía ordenar la destitución de un gobernador.
Pero si el hecho de que ya no se pueda destituir a un gobernador desde la capital del país es un avance, queda claro que sigue existiendo un sistema obsoleto y autoritario. El que en un nuestro país un sindicato pueda montar una huelga para propósitos de represión política y hacerlo en contra de la voluntad de todos los trabajadores de una empresa, nos revela lo importante que es hacer una reforma laboral. Lo peor de todo es que, estrictamente hablando, David Aguilar tiene el derecho a destruir una empresa a través de una huelga rechazada por los trabajadores.
Quizá no sea mucho lo que pueda hacer el país para impedir un acto tan abierto de autoritarismo como el que están realizando Ulises Ruiz y la CROC. Pero es importante llamar a las cosas por su nombre. Y más importante es la aprobación de una nueva Ley laboral que impida ese corporativismo que actualmente le permite a un líder sindical decretar una huelga en contra de la voluntad de los trabajadores.
SECUESTROS
Me imagino que debe ser un nuevo complot. En la Ciudad de México no hay secuestros. Los inventan organizaciones patrocinadas por “El Innombrable”. Quizá el entrenador del Cruz Azul, Rubén Omar Romano, se haya unido ahora a esa conspiración en la que participa un señor que se dejó cortar los dedos para aparecer en la televisión y hacer creer que todavía hay secuestros en la capital del país.