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Nuevo negocio

Javier Fuentes de la Peña

Desde hace tiempo he pensado en la posibilidad de encontrar una nueva forma para subsistir, es decir, en un negocio propio. Pero algo me dice que estoy desprovisto de las cualidades que debe poseer todo buen comerciante. En una ocasión, por ejemplo, a dos amigos y a mí se nos ocurrió la idea de criar jabalís. Después de un minucioso análisis del proyecto decidimos actuar de una forma más activa y nos propusimos aventurar en el mundo de la ganadería.

Después de haber hecho una serie de estudios del posible mercado de la carne del jabalí y de los insumos necesarios, calculamos lo que cada uno tenía que invertir. Uno de mis socios contaba con unas porquerizas, y que otro de ellos podía conseguir un jabalí semental, no era tan exagerada la suma que debíamos destinar para arrancar nuestro nuevo sueño.

Al principio las porquerizas estaban casi en ruinas, pero después de unas semanas de arduo trabajo quedaron flamantes. Fines de semana enteros nos la pasamos limpiando las gracias que antes habían dejado los cochinos más cochinos que puede haber en este planeta. Aquella fue la primera vez que dudé en la viabilidad de nuestro negocio, pero seguí adelante y no permití que aquella triste experiencia me desanimara.

Al día siguiente, mis socios y yo nos levantamos temprano para ir por nuestro semental, es decir, por el semental de las jabalinas. Estaba en un rancho de Tamaulipas, así que el trayecto era largo. Al llegar lo primero que escuchamos fue un grito que nos inquietó. El ranchero se rió y dijo: ?valientes ganaderos van a ser ustedes que se asustan con los gritos de los jabalís?. El comentario nos ofendió un poco y su risa burlona más. Cortantes en la conversación, le pedimos que nos ayudara a subir en la camioneta al semental. Después de mucho batallar, logramos amarrar las patas del animal y lo echamos en la caja de nuestro vehículo. El ranchero dijo también que nos regalaba dos jabalinas, pues si el semental estaba solo, poco trabajo podía, y de nuevo lanzó una carcajada burlona que hirió nuestro recién estrenado orgullo de ganaderos.

Por fin llegamos al nuevo hogar de nuestros queridos animalitos. Pero cual fue nuestra sorpresa que uno de los tres jabalís ya no estaba y, para nuestra desgracia, era el semental. Después de mucho meditar y de consultar a los más prestigiosos veterinarios de la localidad, llegamos a la conclusión de que dos jabalinas difícilmente podrían multiplicarse. Ese fue el motivo por el que los tres socios llegamos a un acuerdo: ?A la fregada con este negocio y con estos mentados jabalís?. Una de las jabalinas la regalamos y a la otra nos la comimos en una reunión de amigos.

Este fue el último negocio que traté de emprender y hasta hace pocos días logré reponerme de aquel fracaso. Pero ahora emprenderé uno nuevo: haré discursos para vendérselos a los políticos. Aprovecho este espacio para escribir uno pequeñito con la intención de que usted me recomiende con sus conocidos. Si llega a entender lo dicho en el discurso, entonces será una mala señal, pues la oratoria de los políticos se caracteriza por ser totalmente incomprensible.

?Queridos ciudadanos, quiero aprovechar esta ocasión para decirles que la superación de experiencias periclitadas habrá de significar un auténtico y eficaz punto de partida de las condiciones de las actividades apropiadas. Pero pecaría de sincero si soslayase que el inicio de la acción general de formación de las actitudes facilita la creación de las condiciones financieras y administrativas existentes. Es mi deber decirles ahora que nuestra actividad de información y de propaganda deriva en una directa incidencia superadora de toda una serie de criterios ideológicamente sistematizados en un frente común de actuación generadora.

?Por último, y como definitivo elemento esclarecedor, cabe señalar que una aplicación indiscriminada de los factores confluyentes cumple un rol esencial en la formación del sistema de formación de cuadros que corresponda a las necesidades. Muchas gracias?.

¿Le gustó? ¿Acaso tuvo un irreprimible deseo de aplaudir o de llorar? Por mi parte sólo me resta pedirle un favor: recomiéndeme con todos esos políticos que gustan o, mejor dicho, que acostumbran gastar litros de saliva en palabras que no dicen nada y que tratan de cubrir muchas verdades.

javier_fuentes@hotmail.com

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