La combinación de los nuevos fármacos que reducen la presión sanguínea, disminuyen en un 25 por ciento el riesgo de apoplejías, en un 15 por ciento las trombosis coronarias, en un 25 las muertes de tipo cardiovascular y en un 30 por ciento los nuevos casos de diabetes.
Londres, (EFE).- Buena parte de los ataques cardiacos y apoplejías podrían evitarse combinando nuevos fármacos capaces de reducir la presión sanguínea y rebajar el nivel de colesterol.
Ese es el resultado de un estudio llevado a cabo a nivel europeo, que demuestra por primera vez el éxito de ese tipo de estrategia y que la revista especializada "The Lancet" publica en internet.
En el estudio anglo-escandinavo, bautizado ASCOT, presentado en un congreso internacional de cardiología, participaron más de 19 mil personas de ambos sexos que sufrían de alta presión sanguínea y en quienes se daba un riesgo moderado de apoplejías o ataques cardiacos.
Para controlar su presión sanguínea se les administraron, bien nuevos fármacos como la amlodipina y el inhibidor de ACE (enzima convertidor de angiotensina) conocido como penidopril, bien una combinación tradicional de betabloqueador, atenolol y un diurético.
Otros diez mil pacientes fueron tratados a su vez con un fármaco que reduce el colesterol en la sangre llamado atorvastatin o un placebo.
Se trata del primer estudio a gran escala llevado a cabo en Europa - Reino Unido, Irlanda y países escandinavos - y en el que se combinan ambas estrategias.
Resultados
Los resultados indican que la combinación de los nuevos fármacos que reducen la presión sanguínea disminuyen en un 25 por ciento el riesgo de apoplejías, en un 15 por ciento las trombosis coronarias, en un 25 las muertes de tipo cardiovascular y en un 30 por ciento los nuevos casos de diabetes, todo ello en relación con las terapias tradicionales.
La adición del fármaco atorvastatin, contra el colesterol, contribuye a reducir todavía más el riesgo remanente con independencia del nivel inicial de colesterol del paciente, señala el estudio.
El profesor Peter Sever, del Imperial College, de Londres, calificó los resultados del estudio de "muy alentadores" y dijo que la disminución de los ataques cardíacos observada era muy real y significativa.