Quién gane en Torreón, gana la candidatura, así de simple. Los aspirantes a la estafeta priista entienden que según los antecedentes del comportamiento del electorado y conforme a las estadísticas, la región lagunera y específicamente este municipio, representará casi la mitad de los votos probables, que se emitirán en la consulta pública en la que el Partido Revolucionario Institucional elegirá a su candidato al Gobierno del Estado.
Los que asesoran y forman parte de los equipos de campaña de ciertos precandidatos, hacen juegos malabares con los números. Se estima que entre 15 ó 20 por ciento del padrón electoral, emitirá su voto en la contienda interna. De éstos, un porcentaje muy cercano al 50 por ciento se encuentra precisamente en la Comarca Lagunera, donde Torreón es la cereza en el pastel. Entre diez y 15 por ciento de los votos posibles se ubican en la región carbonífera y norte del Estado y una cifra cercana al 35 por ciento en el centro sur.
Así lo entienden los seis hombres que hoy se plantan frente a los coahuilenses y aseguran tener los méritos y la capacidad suficiente para contender por la candidatura tricolor y en el mejor de los escenarios posibles -para sus intereses- asumir la gravísima responsabilidad de conducir los destinos del Estado durante seis años. Por todo esto no nos debe extrañar el constante bombardeo publicitario, las visitas frecuentes y los encuentros, casi cotidianos, con los distintos medios de comunicación, de quienes se encuentran ya en franca precampaña -o campaña, que a la resulta es lo mismo- toda vez que el voto lagunero pesa... y puede ser definitivo.
La oportunidad debe aprovecharse. Los laguneros debemos estar conscientes de nuestro poder en esta contienda y sacar de ello, compromisos puntuales y concretos, de quienes piden nuestro favor. La coyuntura invita a la reflexión: somos los ciudadanos de la Comarca Lagunera los que tenemos en nuestras manos (en nuestro nivel de participación, visión crítica y corresponsabilidad de cara al futuro cercano de la entidad) la posibilidad real de constituir el fiel de la balanza en la contienda interna del PRI y por esto, no se vale equivocarnos.