Los primeros rayos del sol siempre los acompañan por las mañanas en su labor, indispensable para todo aquel que desea comprar un periódico en la calle.
Son los niños repartidores de periódico de El Siglo de Durango quienes ayudan a sus familias con su trabajo y además se dan su tiempo para seguir estudiando.
Complacer la fantasía de los niños y alegrar sus vidas fue posible ayer en las instalaciones de esta compañía, ya que recibieron la visita de la esposa del Gobernador de Estado, Gabriela López de Hernández, quien les obsequió paquetes de regalos.
Fue un rato alegre donde se repartieron pelotas, carritos, tambores, juegos de destreza, pero además se les ofreció calor humano y se les ratificó la importancia de su trabajo.
?Buenos días, qué uniformados y guapos se ven?, dijo Gabriela López a los niños, quienes felices por ser incluidos en la agenda de la Presidenta del DIF Estatal respondieron con una tierna sonrisa.
Tras hacerles llegar el saludo de su esposo, Ismael Hernández Deras, agradeció al personal de El Siglo de Durango, en especial al director-gerente Didier Bracho Soto por las atenciones recibidas para hacer posible este intercambio de afecto que benefició a los pequeños integrantes de la empresa, quienes con su labor facilitan la difusión del matutino.
Más de 40 niños repartidores recibieron un regalo de Navidad, que para ellos significa mucho y para la Presidenta del DIF Estatal una sonrisa es la mejor muestra de agradecimiento que sensibiliza a cualquiera.
Después de platicar un rato con los pequeños, quienes contaron a la Presidenta del DIF Estatal cómo iniciaba su día de trabajo desde muy temprano, Gabriela López los felicitó ?porque tienen un trabajo muy especial dentro de esta empresa y lo valoramos; que tengan una Navidad muy feliz y que convivan muy especialmente con sus papás, que todos vivan en paz y que sigan generando el compartir?.
Después uno a uno fueron pasando por sus paquetes de regalos, que les alegró el día, sólo que algunos ya estaban apresurados pues ya casi eran las dos de la tarde y la escuela los esperaba.
El rato que convivieron los niños con la esposa del Gobernador les permitió recibir no sólo un juguete más, sino una caricia, una atención, que les permitieron sentirse apapachados.
