Agentes de Transportes no pudieron hacer nada ante las profundas zanjas hechas por los colonos
Los vecinos del fraccionamiento Nuevo Durango I decidieron imponer su ley y retar al Gobierno por la supuesta falta de atención de las autoridades municipales y de Transportes del Estado.
Desde la noche del sábado y los primeros minutos de ayer negaron totalmente el tráfico vehicular a quienes cruzaban su barrio para ir a los fraccionamientos vecinos ubicados a espaldas de una canal de riego protegido por Conagua.
Entre tres y cuatro decenas de habitantes del Nuevo Durango I materializaron su inconformidad contra la autoridad con una máquina de trascavo que contrataron para abrir las zanjas necesarias para que nadie pueda transitar en vehículo por un área de donación municipal que consideran de su propiedad.
Se trata de un terreno ocioso que ha servido desde hace más de año y medio como servidumbre de paso para particulares y rutas urbanas que van o vienen de los fraccionamientos Nuevo Durango II y III, Los Pinos y San Salvador, a través de la cual se conectaban hasta ayer con las avenidas Circuito Interior y prolongación Nazas.
LA JUNTA
Desde el viernes por la noche la Junta de Vecinos del Nuevo Durango I concentró a un importante número de los pobladores dispersos que tienen domicilio a la vera de las únicas tres arterias viales que conforman este asentamiento humano: la avenida Nuevo Durango y las calles Alternancia y Armonía.
La decisión no tendría reversa, según lo decretaron por unanimidad: a partir de los primeros minutos del domingo 12 de junio empezaría su labor el trascavo por ellos contratado y financiado para abrir hoyancos en brecha e imposibilitar así que algún automotor, incluyendo los autobuses de transporte o camiones del servicio de limpia, pueda circular por esa ruta tradicional.
Eran las 00:15 horas del domingo cuando la máquina de construcción había acabado su trabajo, al perforar el suelo en cortes transversales para que nadie vuelva a molestar a los vecinos de la zona con el paso de su vehículo.
Prendieron algunos botes con gasolina y trapos a manera de antorchas instaladas en el suelo en señal de advertencia del cierre de este acceso, con la intención de irse y esperar la respuesta de las autoridades. Mas no se iban. Por el contrario, discutían y mostraban sus reclamos a cada automovilista que pedía una explicación de sus hechos.
NADA HICIERON
La única autoridad que se acercó a las 00:30 horas fue, sin embargo, una patrulla de agentes de la Dirección de Transportes del Estado que dijo haber recibido el reporte de que se estaba afectando el itinerario de una ruta del Sindicato de Alianza, la que brinda el servicio en colonias y fraccionamientos del sur y sur-oriente de la ciudad ?los azules-.
Pero nada resolvieron los agentes de Transportes. Lo único que hicieron fue escuchar. Ya nada podían hacer porque las profundas zanjas ya eran parte de la decoración de esa área de donación que facilita a través de prolongación Nazas el acceso vehicular para los fraccionamientos Nuevo Durango II y III, secciones Los Pinos y San Salvador.
Los agentes se quedaron sólo para escuchar, y al final, los vecinos del Nuevo Durango I y algunos inconformes del Nuevo Durango II lograron ponerse de acuerdo de ir juntos a plantear sus quejas a la Dirección de Transportes, con una cita que a las 10:00 horas les programó el oficial de guardia que los atendió en el lugar de los hechos.
Su segunda misión, dijeron, será lograr que de inmediato se reponga el acceso vehicular a los Nuevo Durango II y III pero por prolongación Nazas, y no después de cruzar todo el Nuevo Durango I porque les afecta e implica ceder al Municipio un espacio que les fue prometido como área verde.
Los cabecillas
Entre otros, los vecinos del Nuevo Durango I que encabezaron la protesta y materializaron su inconformidad con la acción de una máquina de trascavo son:
Rubén Mondragón, con domicilio en calle Armonía 466.
Olga Rodarte Tovalín, de Armonía 435.
Isabel Martínez de Ávila, de avenida Nuevo Durango 536.
Esteban Torres y Alfredo Barbosa Torres, de Alternancia 505 y 521, respectivamente.
Claudia Álvarez, de Armonía 508.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.