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Roberto Orozco Melo

El señor Presidente de la República habrá de perdonarnos, pero no podemos compartir el generoso optimismo con que contempla el panorama nacional. Sólo quienes, como él, reciben un jugoso cheque quincenal de la Tesorería de la Federación pueden pensar que después del sonado cese del licenciado Rafael Macedo de la Concha de la Procuraduría General de la República, el país va a componer su clima político y social por obra y gracia del Poder Ejecutivo, como si la situación funcionase por decreto presidencial.

Ha dicho don Vicente Fox “quitamos nubarrones e incertidumbre rumbo a 2006”. ¿Quitamos? Perdón, pero ¿no fue el propio mandatario de los mexicanos quien ensombreció el paisaje y entenebreció el cielo con la torpe maniobra contra “El Señor López”, según el vocativo oficializado por los círculos de Los Pinos? Si el hombre de San Cristóbal valora su gran poder, es excesiva confianza la que manifiesta: quizá tranquilizó al jefe de Gobierno del Distrito Federal pero no ha tranquilizado al país, angustiado por mil y una razones.

Pero en fin, no agreguemos a nuestras preocupaciones la de saber cómo se sienten el señor presidente o la señora presidenta. Hay otras cuestiones en el país muchas que no funcionan; como por ejemplo los bancos de depósito, ahorro y crédito, que muy apenitas cumplen la primera de sus funciones. En cuanto al ahorro, ¿cómo puede llamarse ahorro al hecho de guardar un dinero ajeno y devolverlo meses después con unos cuantos centavitos más de réditos? Del crédito ni hablemos, porque éste desapareció para los pequeños comerciantes, los ciudadanos comunes, los pequeños agricultores, los campesinos, etcétera. La Comisión Nacional Bancaria y la Asociación Internacional de Banqueros (eso de “nacional” sólo existe en la letra de nuestro himno) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público son instituciones incapaces de exigir a los bancos extranjeros (ya no hay de otros) que tomen el riesgo del crédito o liquiden sus negocios. Los regaña Papá Bush.

Más que don Vicente y doña Marta verdaderamente nos preocupan los 40 millones de pobres y miserables que tenemos en existencia. Pero ahora dicen las optimistas declaraciones presidenciales que ya son, nada más, 30 millones: ¿Los otros diez se habrán muerto de hambre? De otra manera no acatamos a explicar cómo operó la maravillosa reducción de esa indeseable estadística.

No tanto cuánta preocupación, pero resulta inquietante lo que sucede entre Televisión Azteca y la Secretaría de Hacienda y Crédito Publico. ¿Cómo puede ser que un empresario de medios electrónicos recurra al artero y público ataque como estrategia preventiva contra una potencial colaboración solicitada por el Gobierno de Estados Unidos en una causa de fraude bursátil? ¿O cómo, al revés, -porque donde las dan las toman- se atreve la SHCP a tratar de evitar que TV Azteca dé a conocer una presunta amenaza de amordazamiento en un país donde la libertad de expresión está garantizada hasta el exceso? Y en todo caso ¿por qué hastían al Tv-oyente con pleitos de barandilla, aunque ésta sea la de la Bolsa de Valores?

Y luego Roberto Madrazo Pintado alza la voz a la mitad del foro con la gutural modulación del bajo e intenta cortarle a la epopeya un gajo recetando al presidente Fox las siguientes prescripciones políticas: “Éste es el momento de decirle con claridad, con firmeza y respeto, que el país está hecho un caos en el entorno de la política interior y lamentablemente también en el entorno de la política exterior. Dedíquese, señor presidente, a resolver los problemas del país, a pensar más en México; aléjese de la controversia, no se meta en los asuntos electorales, no complique este proceso, como ya ha complicado suficientemente la vida nacional”.

Obviamente el presidente del comité nacional del PRI no olvidó que sus diputados votaron por el desafuero del gobernador del Distrito Federal y no se disculpó pero se hizo el inocente. Estaba claro que en la citada votación los representantes populares del PRI quisieron evitar, tanto como los del PAN; que AMLO participase en la contienda presidencial del próximo año y reiteró que la intención de su partido -y la de él mismo, seguramente- es enfrentar en las urnas a López Obrador.

¿Preocuparnos por si el cielo está azul o está negro? ¿Que si ya no hay nubarrones o incertidumbre? Francamente, don Vicente, lo pensaremos en cuanto despejemos las serias inquietudes, desvelos, ansiedades y desasosiegos que ahora nos ocupan.

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