Son las 02:30 horas y la venta de caguamas no se detiene ni un instante en una vivienda de dos plantas, color melón con naranja, que se localiza en la calle Ricardo Flores Magón de la colonia Arturo Gámiz, a unos cuantos pasos del Libramiento San Ignacio.
El operativo de Seguridad Pública Municipal regularmente se instala a unos metros de ese lugar, en las boyas que hacen alto natural a los vehículos frente a una escuela por el mismo libramiento.
Pero nadie ve a esta ?ventana clandestina? que a 21 pesos comercia la cerveza tipo ?caguama?. No hay quién se queje por el precio. ?Al cabo sí están bien heladas? ?dicen con gusto los clientes de un Shadow blanco.
Ya casi es la hora de que las discotecas y los bares se queden vacíos.
Por eso los operativos anti-alcohol han tomado sus posiciones a la caza de automovilistas que hayan ingerido aunque sea un trago, quienes deberán dar una propina a los agentes de tránsito si no quieren ser escoltados hasta los separos de Protección Ciudadana.
Sin embargo, es también a estas alturas de la oscuridad cuando las demás ?ventanas? aprovechan para recibir la clientela madrugadora, ésa que al salir de los establecimientos con venta de embriagantes buscará más cerveza qué ingerir.
La noche del sábado dio paso ya a las primeras horas del domingo. Los menores de edad que lograron burlar a los guardias de seguridad de los ?antros? se sienten soñados de su hazaña y van por más alcohol. Saben que en una noche como la de ayer estarán abiertas ?ventanas clandestinas? por todas partes.
Por ejemplo en El Tommys y El Jardín, supuestas ?loncherías? que se localizan en calle Zarco esquina con Isauro Venzor, la cerveza es segura y el precio no es muy alto.
Afuera de ambos negocios, como buenos vecinos están los vendedores con la puerta entreabierta por si llegan clientes o los inspectores municipales.
El tiempo avanza y ya se empiezan a dispersar los cientos de automóviles que estaban diseminados por las diferentes calles de la colonia del Maestro.
Y es que de todos los ?antros? que abrieron este sábado 19 de marzo, el Zona Cero fue el más solicitado, al grado de que los cimientos de lo que será City Club sirven momentáneamente como estacionamiento para los clientes de ese bar cercano a la Central Camionera.
Ahí dentro, a la hora de mayor ambiente (cerca de las 01:30 horas), imposible transitar de la barra al baño en menos de seis minutos. Del repleto que registraba el lugar ni se observaban las señales de protección civil en caso de incendios o urgencias. Eso sí, en apariencia muchos menores de edad disfrutaban la fiesta.
Lo mismo sucedía en el Harry Oh, de bulevar Francisco Villa, donde el poco resultado de su remodelación al parecer ha causado desesperación entre los dueños, pues no les importan las actas administrativas de Inspección Municipal y siguen dejando entrar a menores de edad sin mayor problema para los muchachos.