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Orgulloso silencio

Sergio Sarmiento

“Muchos alabamos la honestidad, pero la dejamos morir de hambre”.

Juvenal

En estos tiempos es muy fácil acusar a cualquiera de cualquier cosa. Cuestionar la honestidad de los políticos o de los miembros de la familia presidencial se ha hecho casi un deporte nacional. En los últimos tiempos hemos visto la publicación de libros como La jefa y Crónicas malditas de Olga Wornat, así como discusiones en los medios sobre el presunto enriquecimiento de los hijos de la primera dama, Marta Sahagún de Fox. Ahora tenemos las afirmaciones incluidas en el libro La familia presidencial de Anabel Hernández y Areli Quintero.

No tengo forma de juzgar en este momento si las acusaciones de estas dos reporteras son verdaderas o no. Pero me queda claro que la Presidencia de la República ha asumido una estrategia equivocada para enfrentarlas. Éstas son acusaciones que deben responderse clara y contundentemente. Pero en lugar de refutarlas, el vocero presidencial, Rubén Aguilar, se ha limitado a lamentar que continúen los intentos por descalificar la integridad del presidente Fox y de los miembros de su familia.

Atribuir cualquier tropiezo o acusación a algún tipo de complot es algo muy común en nuestro país. Andrés Manuel López Obrador ha sido particularmente hábil para culpar de cualquier tropiezo o sospecha a supuestas conspiraciones en su contra. Le ayuda, por supuesto, el hecho de que él mismo toma estos supuestos complots con un toque de humor. Sus referencias constantes al Innombrable -esa sonrisa un tanto pícara que no le habría sido ajena al propio Carlos Salinas de Gortari- traicionan la realidad de que él mismo no cree sus propias historias, aunque se da cuenta que le proporcionan un generoso kilometraje político que no está dispuesto a desechar.

En el caso del presidente de la República no estamos viendo ni respuestas concretas ni sentido del humor. De nada sirven las protestas y las lamentaciones sobre conspiraciones que buscan debilitar la imagen de honestidad del presidente si no se hace ningún esfuerzo por responder a los cuestionamientos que se hacen. Ha habido acusaciones muy concretas que ameritan respuestas precisas.

El primero de agosto el vocero, Rubén Aguilar, afirmó que “la Presidencia no hará ningún comentario particular sobre las publicaciones que faltan a la verdad y se inscriben en la estrategia política que busca desprestigiar al presidente y a su familia”. Como para subrayar la importancia de esta negativa a responder directamente los cuestionamientos del libro La familia presidencial, el vocero se negó a continuar la conferencia de prensa de esa mañana. A pesar de la reticencia del presidente y del vocero, sin embargo, el tema no sólo no ha desaparecido de los medios sino que ha tomado fuerza. El propio Aguilar, a pesar de su negativa inicial, se ha visto obligado a tocar el tema nuevamente. Hace unos días, por ejemplo, aclaró que el hecho de que una familia tenga propiedades no significa que haya cometido actos de corrupción.

La sabiduría popular nos dice que el silencio otorga. Hay acusaciones cuya respuesta puede ser dolorosa, pero que de cualquier manera deben tener respuesta. Los cuestionamientos que tienen que ver con el posible uso del poder para acumular riqueza son especialmente sensibles en nuestro país. En México hay una historia demasiado lamentable de abusos de poder como para no preocuparse por las acusaciones que puedan surgir en este sentido. El propio Fox, quien estuvo en la oposición y cuestionó con frecuencia la honestidad de quienes ejercían el poder, sabe muy bien que esas acusaciones no pueden responderse simplemente con un orgulloso silencio.

Es verdad que el presidente Fox, al contrario de lo que hacía la mayoría de los mandatarios en tiempos del PRI, ha respetado la libertad de expresión. Los libros de Olga Wornat circulan sin problemas, como lo hace La familia presidencial de Hernández y Quintero. El que Marta Sahagún haya decidido demandar por daño moral a Wornat y a Proceso queda dentro de los derechos de cualquier ciudadano.

Pero estamos en un México en el que el silencio ya no es respuesta suficiente a una acusación de corrupción. Si el presidente Fox quiere realmente cuidar su imagen de honestidad, sería importante que diera a conocer los detalles de información que se requirieran para dejar en claro que las acusaciones que se han hecho en contra de él y de su familia carecen de fundamento.

NUEVO LAREDO

Sigue la violencia en Nuevo Laredo. El viernes fue acribillado con “cuernos de chivo” Leopoldo Ramos, regidor municipal y presidente de la Comisión de Seguridad Pública de la ciudad. A pesar de este nuevo homicidio, hoy abrirá el consulado estadounidense en la ciudad. Quizá esto ratifica que la violencia no fue nunca la razón del cierre de ese consulado.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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