El actor Orlando Bloom vuelve a realizar un personaje bélico en la cinta Cruzada.
El País
Madrid, España.- A sus 28 años, el actor británico Orlando Bloom suma fama y profesionalidad con una carrera corta pero fructífera (apenas cinco títulos). El Légolas de El Señor de los Anillos repite ahora en otra producción épica, Cruzada, y ya prepara la secuela de Piratas del Caribe.
Nacido en Canterbury, Inglaterra, el 13 de enero de 1977, Bloom sorprende cuando se le conoce en persona. Lejos de su imagen del Légolas (el largo pelo liso era una peluca y el azul de sus ojos se debía a unas lentillas), este joven actor británico tiene el cabello y ojos oscuros, mide 1.80 metros y su aspecto se acerca más al de su personaje de Piratas del Caribe. De hecho, heredó de su compañero de rodaje, Johnny Depp, su afición por lucir muchos anillos y amuletos, una imagen que contrasta con la timidez de sus maneras y una elegancia que le hace parecer un educado caballero inglés.
Bloom trabajó también en Australia (en Ned Kelly, al lado de Heath Ledger) y luego en Malta, encarnando al joven y hermoso Paris de Troya, a las órdenes de Wolfgang Petersen. En esta ocasión lo encontramos en otra nueva entrega épica, Cruzada, dirigida por Ridley Scott (con el que el actor ya coincidió, aunque brevemente, en Black Hawk Derribado) y en la que se mete en la piel de un joven herrero que lucha en contra de los cristianos que atacan la Ciudad Santa de Jerusalén en tiempo de las Cruzadas.
Además, acaba de terminar el rodaje de Elizabethtown, un filme de Cameron Crowe en el que comparte plano con Kirsten Dunst, y está a punto de filmar en las islas Bahamas la secuela de Piratas del Caribe bajo el título Dead Man?s Chest. Sobre su vida personal prefiere no hablar, aunque es pública su relación, durante los últimos dos años, con la bellísima actriz rubia de 22 años Kate Bosworth (Al filo de las olas, Beyond The Sea).
-¿Cómo describiría la historia de Cruzada?
Es un viaje espiritual, político y militar de un joven que, en contra de su voluntad, se encuentra envuelto en la dura realidad de las Cruzadas. Acaba de perder a su mujer y a su bebé, es un hombre que espera ser perdonado por Dios, un héroe desganado. La película muestra la locura de las guerras.
-¿Ese mensaje es aplicable al día de hoy, cuando se está aún librando una guerra en Irak y siguen los conflictos perpetuos de Oriente Próximo?
La realidad de Europa y de Oriente Próximo del Siglo XII presenta características y analogías muy similares a las de hoy en día. Parte del encanto de esta película es que no es simplemente una película de acción, el horror de la guerra está representado con tanta honestidad y fidelidad que obligará a los espectadores a reflexionar sobre temas contemporáneos. Ridley Scott no ha hecho un documental, sino una película apasionada que sin duda levantará polémica y debates. Ha sido un privilegio para mí volver a trabajar con él, le considero un mentor, un maestro que me ha dado una confianza en mi modo de interpretar y actuar que antes no tenía.
-¿Cómo reacciona cuando le dicen que las adolescentes están locas por usted?
La verdad es que da un poco de pena, pero también es cierto que he estado viajando mucho, así que no he tenido contacto directo con las fans, aunque sí me mandan muchos mails. Mi madre me llama de vez en cuando para ponerme al día. Yo lo racionalizo diciéndome a mí mismo: ?Siempre habrá otro niño mono, otro actor que se encuentre en la misma situación, porque a la gente joven, y especialmente a las chicas, les gusta poner sus esperanzas de romance en algún ideal?... y Légolas es un ?lugar? tremendamente seguro para poner tus esperanzas porque es un superhéroe con un rollo zen, a lo guerrero samurái, que por otro lado no es abiertamente sexual. En realidad casi todos los papeles que he hecho han sido de tipos muy honorables, así que supongo que eso ofrece seguridad a las chicas jóvenes. Eso también me hace ver todo el tema con más naturalidad, porque cuando yo tenía esa edad admiraba a actores como Robert De Niro, Paul Newman, Daniel Day-Lewis o el mismo Johnny Depp. Así que puedo entenderlo y realmente no es para tanto.
-¿Qué es lo más importante que aprendió trabajando con Johnny Depp en Piratas del Caribe?
Creo que cualquier actor que tenga mi edad puede decir que Johnny Depp es un auténtico modelo a seguir; es como el mapa que tienes que seguir para poder ver el modo en que un actor puede crear un personaje. Quiero decir, Johnny es probablemente uno de los tipos más atractivos en pantalla y aun así se transforma en esta serie de personajes, se esconde detrás de ellos, los utiliza y los embellece con un montón de detalles... Creo que es precisamente por eso por lo que resulta un actor tan extraordinario. Si tengo que hablar de lo que yo he aprendido de él, sería de su factor humano. Es increíble trabajar con alguien que siempre mira para arriba y llena de vida las cosas y que demuestra que es más de lo que puedes llegar a esperar.
-¿Le animaron sus padres a convertirte en actor?
Sí, mi madre estaba muy empeñada cuando éramos niños en que desarrolláramos nuestro lado creativo; mi hermana Samantha y yo íbamos mucho a ver musicales y obras de teatro, en realidad íbamos a ver cualquier tipo de espectáculo, y a mí siempre me atrajeron aquellos personajes...
-¿Cuáles son las ventajas de una educación tradicional británica para un actor?
Es como todo, si tú estás durante tres años centrado en un objetivo, normalmente encuentras que hay una serie de beneficios que salen de todo eso, y en esencia, es más o menos eso lo que sacas de una escuela de arte dramático. Se te da la oportunidad de fallar y cometer errores, de volver a levantarte, crecer y aprender dentro de la seguridad que te ofrece una institución, lo que viene a ser como cualquier universidad.
-Estuvo a punto de no poder graduarse por un serio accidente que tuvo. ¿Eso le ayudó a tomar su decisión o a ser más resolutivo?
Sí, en el accidente, que sufrí hace siete años, me rompí la espalda y de hecho me dijeron que no podría volver a caminar. Después me operaron y me reconstruyeron, y salí andando del hospital 12 días más tarde. Se supone que debería haber estado en el hospital durante seis meses, lo que hubiera significado no poder acabar mis cursos de interpretación, pero no me dejé apabullar y salí del bache rápidamente. Aquel momento de cambio era vital para mí, aprendí muchísimo y creo que de algún modo me ha convertido en un luchador profesional.
-A la distancia, ¿cómo ve la experiencia de rodar al mismo tiempo las tres partes de El Señor de los Anillos?
Ésa fue mi primera ?interpretación?, por así decirlo, recién salido de la escuela de arte dramático, y para mí ha sido una de las experiencias más increíbles y excitantes de mi vida. Para un actor joven y novel tener la oportunidad de trabajar con un reparto tan fantástico y un director como Peter Jackson era como? bueno, era como si me hubiera caído en el fondo de una piscina? ¡estaba flotando! Obviamente, 18 meses de rodaje es mucho tiempo y me he dado cuenta, sobre todo, de haber hecho después otros proyectos, de que fue una tarea agotadora, pero para mí aquel fue un gran periodo de crecimiento.
-¿Vio de alguna manera a Viggo Mortensen como un mentor?
Sí, trabajé muy pegado a él, observando y analizando cómo actuaba. Fue una fuente de inspiración para un actor joven como yo, primero por su atención a los detalles, y luego por su dedicación a lo que es en sí el arte de interpretar, así que le estoy verdaderamente agradecido.
-¿Trata en su vida real de ser de algún modo como Légolas?
Por supuesto. ¿No salta a la vista lo elegante que soy? (risas). Cuando trabajas en un personaje durante 18 meses te vuelves un poco como él, así que mientras estaba filmando no fumaba, no bebía e incluso me dio por seguir dietas raras. Intenté de alguna manera introducir lo que era Légolas en lo que yo soy, porque hay que reconocer que es un elfo de lo más alto. Son seres extraordinarios, así que estamos hablando de un plano realmente mágico, y para alguien de 21 años que acaba de empezar fue muy divertido.
-Muy diferente de Paris, en Troya, que causó nada menos que una guerra por su lujuria...
Sí. Paris representa al instigador, el tipo que hace que todo se desmorone por culpa de la indiscreción propia de la juventud. Este personaje era un nuevo reto para mí, en términos más de actuación que de reacción. Paris era para mí una especie de antihéroe inesperado. Lo cierto es que el guión era estupendo, Wolfgang Petersen es un director fantástico y el reparto era soberbio, así que la experiencia fue una pasada.
-Cree que grandes producciones como El Señor de los Anillos o Cruzada pueden contribuir a la sociedad con un mensaje positivo?
Las ideas contenidas en El Señor de los Anillos son realmente importantes: amistad, coraje y compasión. Me gusta la manera en la que la Comunidad se une por una causa en común, para luchar contra el mal y destruirlo. Creo que lo que más me gusta es que la Comunidad sea una mezcla de razas unidas para salvar al mundo de la amenaza del mal. Ése es un mensaje muy potente, especialmente con el caos que reina hoy en día en el mundo.
-Le hemos visto en la pantalla disparando flechas y blandiendo espadas. ¿Es también en la vida real tan atrevido, practica algún tipo de hobby arriesgado?
Sí, me gustan los deportes extremos como el salto al vacío o el sky diving. Cuando estaba en Nueva Zelanda aproveché para practicarlos. También hice salto desde acantilados en Malta, cuando rodábamos Troya, fue muy divertido. Pero ahora mis hobbies se han simplificado mucho: dar un paseo por la playa, disfrutar las localizaciones donde rodamos me gusta el aire libre, el campo, sentarme relajadamente con mis amigos, charlar, escuchar buena música.
-¿Cómo hace para mantenerse cuerdo y continuar con los pies en la tierra?
Mi familia y mis amigos siguen teniendo la misma importancia para mí, así que trato de llevarlo de la manera más normal y sana posible. He aprendido, a través de mi educación en la escuela de interpretación y trabajando con actores como Johnny, Viggo o Brad y gente de esa categoría, a ser íntegro y profesional y a tratar de mantener ese ritmo en el plano de actor y en el plano de chico joven.
Forma parte de la historia.
Ridley Scott, un especialista en películas épicas, rescata de la historia de sarracenos belicosos de las Cruzadas, para convirtirlo en imponente telón de fondo para un relato más íntimo y personal, el de un herrero francés llamado Balián, encarnado por Orlando Bloom, que terminó convertido en caballero cruzado y héroe defensor de la fe católica.
?La verdad es que me encanta la Historia y, en concreto, el tema de las Cruzadas me parecía muy interesante, pues todavía hoy tenemos guerras por las religiones y las tierras. También quería hacer un paralelismo entre lo peligroso que puede resultar el amor de un francés y una princesa que estaba prometida a un musulmán desde que tenía 12 años (Eva Green, la de Soñadores, de Bertolucci)?, comentó Scott.
Cruzada se inicia en Francia. Balián es un joven perdido. Su esposa embarazada se ha suicidado y él se siente confuso y culpable. A sus penas se suma la llegada del cruzado Godofredo de Ibelín (Liam Neeson) que dice ser su padre y le insta a unirse a las cruzadas con él.
De esta forma, Balián emprende viaje. Por el camino son atacados en una emboscada y su padre queda herido. Antes de morir lo hace caballero y le hace prometer que defenderá a la Tierra Santa y a la fe cristiana. Cuando Balián llega a Jerusalén se enamora de la princesa Sybilla y fortalece su espíritu de lucha al lado de Balduino IV (Edward Norton), que sufría la lepra y tenía los días contados.
?El relato se basa en un hombre que parte de cero tras una tragedia personal. En lugar de desmoronarse se va a Tierra Santa a defender la fe, pero también a encontrar algún tipo de comunicación?, explica el director.