BUSCANDO
Hay que encontrar la propia vida
hay que pensar, sentir y querer
y no vivir la vida ajena,
esclava de las conveniencias sociales
y poder tener el consuelo
que una vida espiritual intensa
nos puede traer.
Y no arrastrar manías persecutorias y fobias,
pues los actos y los ideales
modifican los sentimientos.
Y educar a la mente a indescriptible
a que no desee captar las malas
acciones, ni intenciones del diario
acontecer, cargadas de malévolas
emociones que no tienen cabida.
Ni se puede entender que tantas maldades
pudieran suceder y que la vida continuará
con su propio acontecer.
Del libro:
En el Alarido de lo Inmarcesible.