Marlita
Ese sagrado corazoncito
que Dios quiso señalarme
como algo bello y exquisito
vino por algo a amarme
y como llavita de oro
logró que mi corazón se abriera
y con sabiduría, lo invitó a taladrarme
dándome la alegría de una estrella
gemela sensible como la mía
y para que yo tuviera
en quien reflejarme un día
gracias padre adorado
por ese bello destello
que vino a ilusionarme
y con mi sangre por sello.
Del libro:
En el Alarido de lo Inmarcesible