REMEMBRANZAS
Mis amigos los señores
que perdieron el pilar
dicen que se bambolearon
que, no hay nada de qué hablar.
Siempre tiene una gentileza
para atender todo lo que sea
y muchas veces compartir pobreza
y aguantar viento y marea.
Con un cruel y dulce anhelo
tenemos deseos de escalar la cumbre
cumplimos el deber con un desvelo
y hacemos gala de eterna mansedumbre.
Hicimos el quehacer que se esfumó en el viento
siempre fieles y con mucha suerte
cobrando; tiranía, tristeza y desaliento
juramos aguantar hasta la muerte.
Y aquí sin querer y aún queriendo
muy valientes por amar ya nos rendimos.
¡Qué se levante el telón que estoy pidiendo
volver a la función que no pedimos!
Del libro:
En el Alarido de lo Inmarcesible.