El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- Pablo Milanés creó un ambiente íntimo de romanticismo y nostalgia; estremeció con cada nota, con cada rasgueo de su guitarra, con cada palabra que lo mismo evocó al amor que a la vida, logrando que las 720 personas que anoche acudieron al Teatro Nazas se sintieran entre amigos...
Durante poco más de una hora el trovador cubano convirtió la poesía en canto, creando un concierto que lejos del alboroto y euforia que han caracterizado las presentaciones que otros artistas han ofrecido en la ciudad, gozó del silencio, de paz y de la atención de toda la gente.
Los músicos aparecieron en el escenario a las 9:40 de la noche; minutos más tarde, a paso lento, portando sus inseparables gafas y vestido con jeans y camisa en color negro, el intérprete de Yolanda se adueñó de la silla colocada al frente, y más tarde, de los corazones de los asistentes.
?Buenas noches, muchas gracias. Estoy encantado de estar nuevamente en esta ciudad, hemos traído un repertorio con canciones de mi último disco, Como un Campo de Maíz, pero también canciones más conocidas que tal vez cantemos juntos para pasar una noche maravillosa entre amigos. Gracias?. Y Así lo hizo.
Aprovechando el ambiente romántico, algunas parejas ?adultos en su mayoría- se tomaban de las manos o se abrazaban. Otros lo veían sin parpadear tratando de entender aquellas letras vestidas por los sonidos del violín, el teclados, la percusión cubana y algunos instrumentos de viento. Pablo primero optó por entonar temas como Días de Gloria, Si Ella me Faltara Alguna Vez, De Qué Callada Manera, En Saco Roto, Nostalgias y Queridos Muertos; luego siguió con Mi Esperanza, Yo no Sé, Como un Campo de Maíz, y La Soledad.
Un perdido grito de ?¡bravo!? se escuchó al comenzar los primeros acordes de Comienzo y Final de una Verde Mañana, luego recordó a una de sus mellizas con Canción de Cuna Para una Niña Grande.
Tal como había pasado al principio, la gente se dedicó a escuchar atentamente al artista, sin embargo todos salieron de su letargo al darse cuenta que uno de los mayores éxitos del trovador estaba por comenzar: El Amor de mi Vida, al que más adelante siguieron Yolanda y El Breve Espacio.
Al final una ovación de pie. Pablo agradecía esas muestras de afecto, y así, en medio de la algarabía, se retiró del escenario pasadas las 11:00 de la noche tras otro de ?sus días de gloria?.
Lo acompañan
Además del trovador, en el escenario del Teatro Nazas también estuvieron seis músicos.
Miguel Núñez director musical, piano y teclados
Dagoberto González violín y teclados
Germán Velazco saxofones, flauta y teclados
Osmani Sánchez batería y percusión
Luis Ángel Sánchez bajo eléctrico y guitarras
Eugenio Arango percusión cubana
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón