EL SIGLO DE TORREÓN
SALTILLO, COAH.- El gobernador Enrique Martínez tuvo que llevar a la mesa de su casa a los seis aspirantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la gubernatura, para que se comprometieran, en ?plática de amigos?, a no agredirse, apelar a la unidad partidista y rendir culto a la democracia.
En la comida hubo cabrito, pero el plato fuerte fue la necesidad de evitar a toda costa las fracturas internas que podrían llevar a ese partido a la debacle en las elecciones del próximo 25 de septiembre.
Un llamado al ?juego limpio? endulzó los paladares de Miguel Arizpe Jiménez, Javier Guerrero García, Humberto Moreira Valdés, Raúl Sifuentes Guerrero, Alejandro Gutiérrez Gutiérrez y Jesús María Ramón Valdés, todos juntos, inéditamente desde que inició la guerra por la candidatura, compartiendo las viandas.
Anoche el gobernador aseguró a los reporteros que en la charla les dejó en claro su interés por mantener al PRI al frente del Gobierno de Coahuila, pero también el hecho de que ninguno de ellos ocupa un lugar especial por encima de los demás.
