Matamoros|La tubería está seca desde hace varios meses.
EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- Con el sol a plomo y ni una gota de agua potable, Doña Jovita Torres Quistían ya se cansó de escarbar en la tierra para buscar un poco de líquido, pero nada: la tubería está seca desde hace meses. Por eso llevan días enteros sin bañarse, por eso los niños se aguantan las ganas de ir al baño cuando están en la escuela y terminan con la boca seca después del recreo.
Vicente Guerrero, Solís y Atalaya, son tres comunidades rurales de Matamoros. Sus habitantes están sedientos. El calor y la escasez los lleva a la desesperación, incluso a pelear por el agua de la única pipa que envía el Ayuntamiento: es que no alcanza para todos.
Flora Torres Hinojosa vive en Vicente Guerrero y advierte: “que Felipe Medina Cervantes ni se aparezca por aquí porque puede que no salga bien librado. No sé cómo reaccionaría la gente si lo vieran en el ejido”.
Durante 15 años los habitantes de Vicente Guerrero se acostumbraron a tener agua sólo tres meses al año: enero, noviembre y diciembre, pero en 2005 todo cambió: ahora no hay ni una gota en la tubería, y el sistema de agua potable de Coyote-Granada, simplemente no encuentra una solución al desabasto.
En los patios de las casas hay unos hoyos de hasta dos metros de profundidad. Por la desesperación, las amas de casa escarbaron en la tierra para llegar a la tubería y así colocar una llave que les permitiera tener un poco de agua, pero se equivocaron: tampoco de ahí sale.
Ahora los pozos son una especie de trampas mortales. Petra Quistían comenta que hace varias semanas una señora se cayó en uno de los hoyos cuando se agachó a sacar una tina. Tuvieron que darle varias puntadas porque su rostro se golpeó con la tubería, y no valió mucho la pena porque el tambo estaba vacío.
Una imagen de la Virgen de Guadalupe aparenta cuidar las decenas de botes que la gente junta con la esperanza de que, cuando llegue el señor de la pipa, los llene. Él va dos veces por semana, pero como el agua del camión lo comparten entre las tres comunidades, muchos tambos se quedan como los pusieron: solos.
Nazario Ricardo se enoja porque en esta semana no alcanzó a llenar ni una tina. Sus piernas no son tan fuertes para salir corriendo detrás de la pipa. En ocasiones lo ha intentado, pero un calambre lo detiene y entonces no le queda más remedio que ver cómo el camión se aleja sin dejarle ni una gota.
- Yo vivo solo, no necesito de mucha agua pero no me dejan ni tantita. Vea cómo están todos secos los árboles de la plaza del rancho. Los pobres se están muriendo, y así secos como ellos vamos a terminar nosotros si no arreglan este asunto.
Las amas de casa ya se cansaron de ver a los trabajadores del Sistema de Agua Potable y Alcantari-llado (Simapa) en el ejido. Buscan en una cuadra, luego en la otra, pero no encuentran los motivos -o por lo menos no se los dicen- del desabasto.
-En el ejido Solís tampoco tienen agua en ninguna casa. Es bien raro porque en ese rancho nada más sale en la llave de la plaza, nosotros creemos que la gente de ahí puede acarrearla en tinas y así nos dejarían la pipa para los que vivimos en Vicente Guerrero, pero no quieren- dice Tomasa Barrientos Quistían.
A Leticia Torres Leyja lo que más coraje la da es la sed de los niños, sobre todo de quienes estudian en la primaria Vicente Guerrero. Cuando tienen ganas de ir al baño mejor se van a sus casas porque los sanitarios de la primaria huelen muy mal. A la hora del recreo, entran al salón con la boca seca porque ahí tampoco hay agua para beber.
-Pero Samuel García, el director de la escuela, por no meterse en problemas se queda callado, no dice nada. Ya algunos niños se enfermaron de hepatitis porque los de primero y segundo año no se aguantan para llegar a los baños de las casas, y hacen en el sanitario de la escuela y como están todos sucios les hace daño, es que ellos no saben el riesgo que corren.
Flora Torres Hinojosa dice que hace unas semanas se manifestaron en el Simapa y además buscaron a Felipe Medina Cervantes, alcalde de Matamoros, para reclamarle la falta de agua, por eso ahora la pipa va dos veces por semana, pero tan sólo en Vicente Guerrero son 350 familias, en Solís son 325, y en Atalaya otras 400.
A sus 11 años, Marisol Zavala Torres sabe bien lo que es tener sed y no poder tomar agua: “vamos todos sucios a la escuela, y los baños están muy sucios. El calor está bien duro, nos echamos aire con las hojas de los cuadernos pero no se nos quita, andamos siempre con la boca seca”.
Están sin transporte.
Un motivo más para estar enojadas. Las amas de casa de Vicente Guerrero, aseguran que Felipe Medina Cervantes, alcalde de Matamoros, les prometió que antes de diciembre reconstruiría la carretera que comunica al ejido, pero no fue así.
Ahora, los camiones “verdes” procedentes de Matamoros se niegan a pasar cada hora por el ejido debido a las malas condiciones de la carretera y se desvían por el ejido Granada, en consecuencia, los alumnos que viven en otros ejidos como Vizcarra pero que estudian en la primaria de Vicente Guerrero, deben elegir entre caminar más de 20 kilómetros o esperar hasta las siete de la noche para tomar el autobús.
-Hace 15 días agarramos al alcalde, aprovechamos que andaba en un mitin por el ejido Filipinas y le reclamamos la falta de agua, para contentarnos nos dijo que la carretera iba a estar lista antes de diciembre, pero eso no es cierto porque dicen que después del martes ya no va a ser el presidente municipal de Matamoros, señala Jovita Torres Quistián.
De la falta de drenaje no quieren ni hablar. Las amas de casa se ríen cuando comentan que hace unas semanas les dijeron que tenían que pagar mil 200 pesos al Simapa por el contrato de agua potable.
-Vinieron y excavaron, dejaron una zanja porque dizque iban a introducir la tubería para el medidor, pero para qué queremos el aparato ése si ni agua tenemos, y claro que no les vamos a dar ni un peso.
