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Paideia/Calidad educativa o despido de maestros

Gabriel Castillo

Con el expreso reconocimiento del propio secretario de Educación Pública, señor Reyes Tamez Guerra, de que el Programa Escuelas de Calidad, (PEC), no ha producido los resultados que se esperaban en cuanto al aprovechamiento académico, se está aceptando al menos un parcial fracaso en materia de política educativa para el régimen foxista, pues ese programa se presumía como una de las propuestas estelares de la actual administración gubernamental.

A casi un año del término del sexenio, una evaluación externa realizada por una empresa nacional al PEC arrojó porcentajes de aprovechamiento académico no satisfactorios, pero ello no impidió que el secretario Tamez insistiera en que hay otros indicadores que le llevan a señalar que el programa “tiene bondades”, sin especificar cuáles o de qué tipo y a tener confianza en que “con el tiempo vendrán los resultados”.

Apenas puede creerse que un funcionario de ese nivel pronuncie semejante frase: sólo le faltó decir que con la ayuda divina. Pero lo más preocupante es que el señor secretario pretende revertir los malos resultados de su principal programa despidiendo maestros, en lugar de ofrecer una amplia explicación al país entero, sobre las principales fallas del PEC, pero también sus aciertos, ofreciendo cifras, datos duros, que posibiliten una adecuada interpretación de los resultados en casi cinco años de Gobierno.

No me parece ni conveniente ni correcto recurrir al expediente fácil de culpar a los maestros del fracaso total o parcial de una propuesta educativa. ¿Los maestros la diseñaron? ¿Se ofrecieron desde el Gobierno las garantías de todo tipo, para asegurar su éxito?

Se habla ahora que la SEP será más exigente con el profesorado y los directivos de escuela, en cuanto a nivel de calidad en su preparación. Es correcto y necesario, pero las preguntas que podemos hacer al secretario de Educación son: ¿qué ha hecho la dependencia a su cargo para promover una verdadera mejoría en la preparación de los maestros? ¿Cuánto se ha invertido en los últimos años en las instituciones formadoras y actualizadoras de docentes? ¿Cuáles programas verdaderamente innovadores se han implementado en estas instituciones? ¿Cuántas becas-comisión se ofrecen a maestros en activo para realizar estudios de posgrado? Al menos en Durango es una cantidad irrisoria, para el número de trabajadores sindicalizados.

El señor secretario de Educación al parecer tiene confianza en que lo que no ha podido lograr en cinco años al frente de su dependencia, lo pueda alcanzar a realizar en el año que le resta. ¿Se habrá dado cuenta que es un año eminentemente político en el que su margen de acción se verá reducido por factores externos, ajenos al sector educativo?

Formulo esta pregunta porque el titular de la SEP, quien ha hablado de despedir a los maestros que no superen sus deficiencias apenas está planteando que para cumplir los objetivos del PEC “también es necesario reforzar la calidad del magisterio” y espera presentar hasta el próximo año la reforma para las Escuelas Normales que, según su dicho, se está preparando en la dependencia a su cargo desde hace casi tres años. Lo que no parece tener claro el señor Tamez es que una reforma de esa naturaleza requiere varios años para su implementación exitosa, y para que esté en condiciones de trascender el sexenio deberá probar su efectividad a partir de una evaluación.

¿Habrá tiempo para todo ello? Evidentemente que no, pues aunque no comparto la lógica de las políticas sexenales, que propician el que cada nueva administración gubernamental quiera prácticamente reinventar el país, empezando de cero e imprimiendo el sello personal del presidente en turno, lo cierto es que no se han podido erradicar.

Ojalá se hubiera planteado desde el principio la propuesta de transformación a fondo del sistema de formación del magisterio, a la par de la implementación del Programa estelar de Escuelas de Calidad, con una visión de largo plazo que permitiera trascender el sexenio. Pero no se hizo, se volvió a descuidar la formación y actualización de los profesores, al igual que la mejoría de sus condiciones de trabajo y sin embargo, hoy se quiere cargar sólo a ellos la responsabilidad de los bajos resultados en el PEC.

Reyes Tamez Guerra no debería estar planteando el despido de maestros por ineficientes, pues él mismo como secretario de Educación no ha dado muestras de eficiencia, ni de resultados loables en su gestión, que tuvo además un inicio polémico ya que no quería despachar en el histórico edificio de Argentina 28, en el centro de la Ciudad de México, sólo porque le parecía “naco”, el viejo edificio donde despacharon personajes de la talla de José Vasconcelos y Narciso Bassols.

El señor Tamez optó por irse a desempeñar sus funciones en un moderno hotel de la avenida Reforma, hasta que las críticas públicas por los elevados e innecesarios gastos con cargo a la SEP lo obligaron a rectificar. Con funcionarios así, es difícil que la calidad de la educación mejore y hay que decirlo, aunque también tengamos que reconocer que hay mucho por hacer en cuanto a la superación de las fallas en el trabajo docente, especialmente en el proceso enseñanza-aprendizaje.

Debe atenderse este punto neurálgico con políticas de largo alcance, que involucren y comprometan a los maestros con su propia mejoría permanentemente. No basta con despedir maestros, hay que revisar con seriedad los niveles de responsabilidad de los distintos actores en el ámbito educativo y replantearnos el qué hacer para mejorar la calidad de la educación y de la formación de los maestros.

Queda el tema abierto para seguir abordándolo.

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